La Unión Europea (UE), a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), concedió ayer junto al Banco Mundial un préstamo global que asciende a 24.500 millones de euros a los bancos y empresas de los países de Europa oriental, dentro y fuera de la UE, con el objetivo de que puedan hacer frente a la actual crisis económica y financiera.

El préstamo, con una duración de dos años, permitirá "desplegar una ayuda financiera rápida para fortalecer a los bancos y revitalizar los créditos a la economía real, en especial a las pequeñas y medianas empresas", según destacan las tres instituciones. El BEI aportará 11.000 millones de euros al plan de salvamento financiero, el Banco Mundial, 7.500 millones, y el BERD facilitará los 6.000 millones restantes.

FOCO DE PREOCUPACION La creciente fragilidad económica y financiera de los países del Este, fuertemente endeudados en divisas extranjeras, constituye un foco de preocupación para las instituciones europeas, porque podría acabar contaminando a algunos bancos occidentales muy activos en la zona, como los austriacos, y agravar la persistente crisis financiera.

La Comisión Europea recordó que aún dispone de unos 15.000 millones de euros para ayudas de estabilización de balanza de pagos para los países de la Unión Europea en apuros, en un intento de tranquilizar a los mercados internacionales, que están penalizando a esos países con elevados tipos de interés para su deuda pública.

El Ejecutivo comunitario, que ya ha prestado en total 6.500 millones a Hungría y 3.100 millones a Letonia, aseguró que pedirá a los Veintisiete un aumento de ese fondo en caso de que sea necesario. Rumanía ha sondeado la posibilidad de tener que recurrir a esas ayudas, aunque no ha formulado ninguna petición oficial.