Ante el agravamiento de la situación financiera en países europeos y el temor a que la crisis bancaria del Este pueda arrastrar a bancos occidentales, la Unión Europea (UE) reafirmó ayer su determinación a ayudar financieramente a los países más frágiles. Tanto la Comisión Europea como Alemania y Francia dijeron que no se dejará caer a ningún país y que incluso se podría movilizar una ayuda de emergencia para evitar que Estados de la zona euro más debilitados, como Grecia o Irlanda, puedan verse en una situación extrema por falta de financiación.

La Comisión recordó ayer que la UE ya concedió un préstamo a medio plazo a Hungría y otro a Letonia, en coordinación con el FMI, de 6.500 millones de euros y de 3.100 millones. El Ejecutivo comunitario está preparado para un apoyo similar a Rumanía.

Las inyecciones multimillonarias de fondos europeos que reciben anualmente los países del Este y los préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) han permitido a esos Estados capear la crisis hasta el momento.

Dentro de la zona euro no se prevén las ayudas de balanza de pagos, ni la compra de deuda pública nacional por el Banco Central Europeo, ni préstamos de salvamento. No obstante, el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, ha anunciado que, en caso de emergencia, Berlín concedería préstamos a socios de la eurozona más frágiles. En Francia se ha recuperado la idea de emisiones de eurobonos para facilitar liquidez, aprovechando la fortaleza del euro.

Actualmente, Grecia e Irlanda son los países que deben pagar intereses más altos en el mercado internacional para financiar su deuda: 5,88% y 5,54%, comparados con el 3,04% de los bonos a 10 años alemanes. La deuda española se coloca en torno al 3,9%. Fuera del euro, la situación es peor, con tipos del 6,12% en Polonia y del 12% en Hungría.

La delicada situación financiera de los países del Este, donde el sector bancario está dominado por filiales occidentales, está teniendo repercusiones desastrosas en los resultados de los austriacos Raiffeisen y Bank Austria, del belga KBC, del francés Société Générale y el italiano UniCredit. Los últimos informes de agencias de rating propiciaron el desplome del zloty polaco o el forint húngaro, entre otros.

Una pronta integración en la zona euro se ve como la mejor garantía de estabilidad en países que se mostraron poco interesados. El hundimiento del zloty, ha multiplicado el coste de su deuda en divisas.