En diciembre, cuando General Motors (GM) y Chrysler pidieron casi 14.000 millones de euros de ayuda al Gobierno de EEUU, la situación era mala. Ahora, que han solicitado 17.000 millones, es peor: falta crédito y demanda y la ansiedad domina a los consumidores, que comprarán este año 10 millones de coches.

General Motors, que ha solicitado más de 7.500 millones de euros adicionales (y supera ya los 19.000), recortará 47.000 empleos, 26.000 de ellos fuera de EEUU. Para el 2012 habrá cerrado 14 plantas y centrará su producción en Chevrolet, Cadillac, GMC y Buick. Chrysler, que el martes pidió 4.000 millones de euros adicionales, mira a su alianza con Fiat como salvación.

Las dos empresas desestiman la bancarrota como "altamente arriesgada y costosa", según Rick Wagoner, consejero delegado de GM.