La crisis ha hecho que lo no tan malo sea ahora el nuevo bueno. El Departamento de Comercio de EEUU anunció ayer que la economía del país se contrajo en el último trimestre del 2008 a un ritmo anual del 3,8%. Y aunque el dato es la última constatación de la recesión y resitúa la economía estadounidense en niveles negativos no vistos desde 1982, provocó cierto alivio en los analistas, que temían que la reducción del PIB pudiera llegar al 5,5%.

No hay, sin embargo, ninguna otra forma de interpretar positivamente los datos. El consumo privado, motor del 70% de la actividad económica, cayó el 3,5% en los tres últimos meses del 2008 (y descendió ya el 3,8% el trimestre anterior). Y las exportaciones descendieron un brutal 19,7% entre octubre y diciembre (las importaciones se redujeron también en el 15,7%).