La inflación ha roto en junio la barrera del 5%. El índice de precios de consumo armonizado (IPCA) ha subido cuatro décimas, desde el 4,7% de mayo hasta el 5,1%, el nivel más alto de la serie histórica de este indicador, que empezó a elaborarse en enero de 1997 y que suele coincidir, décima arriba o abajo, con el IPC. Los datos que ayer anticipó el Instituto Nacional de Estadística (INE) no serán definitivos hasta el próximo 11 de julio. La escalada del petróleo, cuyo precio duplica al de hace un año, explica gran parte de la escalada inflacionista. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, calculó ayer que tres de las cuatro décimas de incremento del IPCA en mayo se deben al encarecimiento de los productos petrolíferos. Otras estimaciones atribuyen a este factor el 80% de la inflación anual. Pero también cuentan los alimentos, cuyos precios se han encarecido en el último año y, además, en junio han recibido el acicate de la huelga de transportistas.

Algunos expertos creen probable que el IPC de junio coincida con el de IPCA y se sitúe, por tanto, en el 5,1%. La mayoría de los analistas auguran que el índice seguirá escalando para situarse entre el 5,2% y el 5,4% en agosto. Sobre todo, si se añade el impacto de la subida de la tarifa eléctrica desde el 1 de julio. A partir de septiembre, podría iniciarse un descenso de la tasa que podría acabar cerca del 4% a final de año, según ha admitido el vicepresidente, Pedro Solbes.

El alza del precio del petróleo y de los alimentos está pasando factura a la inflación de los países de la zona euro, cuyas tasas marcan los niveles máximos de la década. Si el resto de países y el conjunto de la zona replican el aumento de la inflación española en julio, el BCE tendrá motivos para subir los tipos de interés la semana próxima.