La oferta hotelera andaluza casi se ha multiplicado por tres desde los años setenta hasta el inicio del siglo XXI, al pasar de contar con 355 hoteles a tener registrados en el año 2000 un total de 1.054, la mitad en establecimientos de cuatro y de tres estrellas.

Según un informe del Instituto de Estadística de Andalucía sobre la evolución de la oferta hotelera en la región, el número de hoteles de cinco estrellas prácticamente no ha variado en treinta años y en 2000 se contabilizan 17 frente a 16, mientras que los de cuatro estrellas son los que han experimentado un notable impulso al pasar de 33 a 182, lo que supone multiplicarlos casi por seis.

PLAZAS HOTELERAS Los establecimientos hoteleros calificados con tres estrellas han pasado en ese período de 89 a 331; los de dos de 103 a 324, y los de una de 114 a 200, según el citado informe de estadísticas históricas sobre el turismo en el siglo XX. Las plazas hoteleras se han multiplicado casi por cuatro en esos años al contabilizarse 39.826 en 1970 a 151.408 en el año 2000, la mayoría de las cuales en establecimientos de cuatro y de tres estrellas.

El informe señala que en los años cincuenta los hoteles típicos de esos años dieron lugar, sobre todo en la Costa del Sol, a las primeras cadenas hoteleras, a empresas extranjeras con nuevas técnicas organizativas que empezaron a ampliar su tradicional oferta.

Esa expansión también tuvo consecuencias negativas como el creciente impacto medioambiental en el litoral andaluz y la escasa preocupación del sector por la formación y cualificación de sus trabajadores.

En el año 1970 entró en vigor una nueva clasificación de hoteles que provocó un reajuste en las categorías y disminuyeron los considerados de lujo, permaneció estancado el de cinco, aumentaron los de dos y sobre todo de tres y cuatro estrellas.