El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, enfrió ayer las previsiones económicas del Gobierno y estimó que el producto interior bruto (PIB) crecerá "en el entorno del 3%" en el 2008, lo que supone una ligera corrección a la baja frente a la previsión oficial del 3,3% sobre la que se han construido los presupuestos el Estado. La mayoría de los analistas coincide en que la previsión del Gobierno --la misma que la proyectada en mayo, antes de las turbulencias financieras-- es demasiado optimista y estiman una tasa del 3% para el 2008.

En su comparecencia ante la Comisión de Presupuestos del Congreso, Fernández Ordóñez dijo que en el 2007 el superávit será superior al 1,3% del PIB estimado por el Gobierno y que en el 2008 también superará la previsión oficial del 1,1% (pese a la desaceleración económica), y pidió que el nuevo excedente no se gaste, sino que se ahorre, "frente a la eventualidad" de dificultades inesperadas.

INFLACION DEL 2,7% Respecto a la inflación, el Banco de España estima que a finales del 2007 se situará en "niveles similares a los de finales del 2006", cuando el IPC fue del 2,7% (en septiembre la tasa fue del 2,7% según el dato anticipado por el INE).

Con todo, el gobernador se cuidó mucho de no cargar las tintas contra el vicepresidente económico Pedro Solbes, que fue su jefe en su anterior cargo como secretario de Estado de Hacienda. Por eso, Fernández Ordóñez insistió en que la expresión "entorno del 3%" es compatible con la previsión del Gobierno, del 3,3%; aunque admitió que también lo es con un crecimiento menor, "del 2,7%". Todo dependerá de la evolución del sector exterior, en un contexto de turbulencias financieras y de desaceleración de la economía de EEUU. "La incertidumbre" es aún "muy elevada", dijo.

El tono de Fernández Ordóñez al analizar el presupuesto --después de que días atrás advirtiera contra las "alegrías" electoralistas-- sirvió de argumento al portavoz del PP, Miguel Arias Cañete, para censurar el "optimismo espectacular" del gobernador que, a su juicio, actuó "casi como un secretario de Estado de Hacienda", sin hacer lo que corresponde a un gobernador "en una situación como la actual", que es "dar una llamada de atención al Gobierno", dijo.