Los espárragos de abril, para mí. Los de mayo, para mi amo. Los de julio, para ninguno". El presidente de la Asociación de Fruterías de Madrid, Mariano Marcos, echa mano de este refrán mientras muestra un manojo de hermosos espárragos verdes. Explica que ahora no es época de espárragos, pero se muestra impotente ante la demanda que existe hoy día de comprar cualquier producto en cualquier momento del año. "Y eso hay que pagarlo", sobre todo cuando un producto llega desde Chile, y en avión. También hay que pagar de más por comprar una coliflor que, además de buena, sea bonita. O por poder elegir entre 17 variedades de tomates.

Los economistas llaman a esto inflación hedonista (subida de precios ligada a una mejora de la calidad). "La calidad de la carne ha mejorado enormemente", dice Carlos Calbacho, presidente de la Agrupación de Industrias Cárnicas Madrileñas, "el denostado intermediario", como se presenta.

RELACION CON EL PRECIO

"Todo el mundo sabe que no es lo mismo una merluza de Chile que una española y que ésta no la encontramos en una gran superficie. Si nos fijamos sólo en el precio y olvidamos la calidad no entendemos nada", aporta el presidente de Fedepesca, donde se agrupan las pescaderías de Madrid.

Otra cosa es el tan traído y llevado precio del tomate, que en el último año ha subido el 50%, según las estadísticas del Ministerio de Economía. Mucho más, según el bolsillo de las amas de casa.

" Joé con el precio del tomate", se queja Mariano Marcos. En su opinión, el producto está ahora por las nubes por la sencilla razón de que en verano hizo mucho calor y la flor se secó en la mata. Y ya está. "Para mí no hay un problema de precios". Pero lo cierto es que tomates que en la tienda cuestan 4 euros se han pagado a menos de 1 al agricultor. Productores y consumidores se quejan de que, en algunos productos, se paga hasta el 800% de lo que cobra el agricultor.

Ni a Marcos ni a la mayoría de los mayoristas y minoristas presentes en la V Semana de la Alimentación que se celebra en la Feria de Madrid les hace gracia la posibilidad de incluir en el etiquetado el precio en origen de los productos: "Hay que tener en cuenta todos los procesos que hay por medio. Además, a nadie le gusta mostrar cuánto gana, ¿no?".