Falta un año y medio para el big bang mundial del sector textil. El 1 de enero del 2005 quedarán abolidas las barreras en forma de cuotas de importación que impusieron los países occidentales contra la invasión de ropa y tejidos baratos de áreas en desarrollo. Los empresarios y los sindicatos europeos advierten de que puede producirse un descalabro y piden medidas proteccionistas y juego limpio para evitarlo. Su principal argumento es la defensa de dos millones de puestos de trabajo.

El textil es uno de los escenarios más candentes de la mundialización económica. La temida por unos y esperada por otros liberalización de los mercados de la Unión Europea (UE), Estados Unidos y Canadá llegará después de una transición que se inició en 1995 en virtud de un acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

En los últimos años, el sector europeo se ha adelgazado. Entre 1988 y el 2002, la UE perdió un millón de empleados y 30.000 compañías y la ropa que se vende en el mercado procede ya en un 75% de fuera. El gran salto de las importaciones, que casi doblan el valor de las exportaciones de la UE, ha inflado el déficit comercial de 5.830 millones de euros en 1988 a 29.450 el año pasado.

TRASLADO DE PRODUCCION

Las grandes empresas y las multinacionales del sector han adaptado su estructura a los nuevos tiempos trasladando una parte importante de la producción europea a otros países con costes laborales más bajos como Marruecos, Túnez, Turquía y Asia. La gran potencia textil es ahora China, de donde proceden el 15% de las importaciones de la UE.

Las producciones masivas con unos costes laborales bajos permiten a las fábricas chinas inundar el mercado europeo con toneladas de prendas. Los precios que ofrecen las fábricas chinas incluso han bajado un 35% en los últimos dos años, según Joaquim González, secretario general de la Federación Textil de CCOO. El coste del transporte no es obstáculo, aunque se trate de prendas de vestir, como camisetas, que cuestan sólo unos pocos euros. "Empaquetan las prendas al vacío, con lo que ocupan menos espacio y pesan menos y pueden colocar más mercancía en grandes contenedores", afirma Doug Miller, el coordinador para las multinacionales de la Federación Internacional de Trabajadores del Textil.

Miller deja claro que no intentan que el empleo perdido vuelva a Europa porque es "imposible" en la situación actual. El objetivo sindical es retener los cuarteles generales de las compañías y las partes de mayor valor añadido del proceso de producción.