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Qué fue de...

Willy Ledesma y su historia el Córdoba CF: patinaje sobre fango

El delantero de Torremejía ayudó al club blanquiverde a salir del peor lugar que jamás pisó en siete décadas de vida

Willy Ledesma posa en el Estadio El Arcángel.

Willy Ledesma posa en el Estadio El Arcángel. / MANUEL MURILLO

Francisco Merino

Francisco Merino

Córdoba

La simple mención de su nombre lleva a los aficionados de los dos clubes en los que dejó mayor impronta -el Extremadura y el Córdoba CF- a rememorar tiempos durísimos, de descrédito y penurias pero también de máxima exigencia: luchaban por sobrevivir. Luis Alfonso Ledesma Galán (Torremejía, Badajoz, 1989) se labró con el apodo de "Willy" una sólida reputación como hombre de área o más bien como ariete, entendido esto en el sentido literal: percutía contra las defensas hasta derribarlas por insistencia o encontrarles el punto débil por pura intuición o por casualidad merecida a golpes de sudor. Un luchador sin exquisiteces. Una pesadilla para los zagueros contrarios y a menudo para sus entrenadores porque tendía a buscar sus propias soluciones más allá de tácticas y pizarras. Cuando el asunto se ponía feo a Willy le rechinaban los dientes. Y allí iba a por todas, sin barajar opciones porque funcionaba por sangre caliente.

Willy Ledesma celebra un gol.

Willy Ledesma celebra un gol. / A.J. González

Tanto al Extremadura -con el que se estrenó a los 17 años para irse poco después y regresar como hijo pródigo- como al Córdoba los sacó -en compañía de otros, pero con un papel principal para él- de situaciones espeluznantes. A los de Almendralejo los llevó al fútbol profesional -a Segunda- para hacerles soñar por última vez con la época dorada de mediados de los 90 que jamás volvió. A los blanquiverdes los sacó de la Segunda RFEF, la división más baja en la que nunca hubieran estado, en un curso saldado con un doblete -campeones de Liga y de Copa Federación- que seguramente nunca hubiera tenido que llegar. Más que una celebración fue un testimonio de vida.

Willy celebra un gol con el Extremadura.

Willy celebra un gol con el Extremadura. / Alberto Lorite

Tanto en el Francisco de la Hera como en El Arcángel se imprimieron rótulos con un lema de lo más motivador: "Solo para valientes". Willy lo pronunció en una entrevista en El Periódico de Extremadura en medio de una fase 'caliente' de los suyos. Aquello se convirtió en un eslogan que luego se trasladó a Córdoba cuando entraron en escena Jesús León y Luis Oliver, que empapelaron el estadio con aquella consigna. Willy aún no había llegado. Cumplió la misión con el equipo de su tierra al ascender a la división de plata y jugar allí dos cursos, los únicos de su trayectoria dentro del mapa del profesionalismo. En el mercado de invierno del segundo, con su Extremadura en fase terminal, fue reclutado por Javier González Calvo -CEO del club y mano ejecutora de Infinity- para un Córdoba en Segunda B. Y ahí ofreció su última gran versión Willy, el Búfalo.

¿Qué hizo?

A poco de llegar, la Liga se suspendió por la pandemia del covid. Entre 2020 y 2023, Willy Ledesma vivió con el Córdoba CF un periodo extraño: la entidad daba bandazos sin que nadie acertara a agarrar el timón y darle un rumbo. Era una crisis en clandestinidad, un rosario de partidos en campos vacíos de público y retransmitidos por operadores de televisión como Footers, con un despliegue de medios en consonancia con el interés y el nivel de los protagonistas: muy bajo. El Córdoba se desplomó hasta la cuarta categoría en una reforma de las divisiones que creó polémica en el mandato de Luis Rubiales en la RFEF. La cuestión es que Willy se encontró como uno de los líderes de un equipo que se codeaba con adversarios como el Montijo, el San Fernando de Maspalomas, el Coria o el Panadería Pulido. Un negocio ruinoso.

David Peláez, en el centro, entre Bernardo Cruz y Willy Ledesma, en la presentación con el Lugo.

David Peláez, en el centro, entre Bernardo Cruz y Willy Ledesma, en la presentación con el Lugo. / IGNACIO LUQUE

Willy Ledesma aportó 16 goles en la temporada 21-22, la de Segunda RFEF, en la que al mando de Germán Crespo -y con un plantillón para la categoría compuesto por Juanito- logró el Córdoba estar a la altura de su inversión y de su historia para escapar de aquella trituradora de ilusiones y de presupuestos. La llegada a la Primera RFEF -la antigua Segunda B reformada- fue una fiesta de liberación. Willy siguió un año más, el cuarto, para poner su firma a 11 tantos en una campaña dantesca: números de ascenso en la primera vuelta y de descenso en la segunda. Este episodio, claro, trajo un caudal de víctimas: y entre ellas estuvo Willy Ledesma, quien salió del club junto a otros veteranos, como Miguel de las Cuevas, en lo que se vendió como un fin de ciclo. Lo fue en toda regla.

Y después...

Tras salir del Córdoba fichó por el Lugo, recién descendido de Segunda. Cumplió dos cursos en el cuadro gallego, del que salió golpeado por las lesiones. Éstas le llegaron en momentos clave de su carrera -en el filial del Betis, en el Arroyo...- y siempre logró "resucitar". Pero esta vez fue la definitiva. Se le rompió el cruzado y se le desprendió en cartílago. El pasado mes de julio decidió que dos décadas sobre el verde eran ya suficiente y dio un giro a su vida, aunque sin salir del fútbol.

Campo de fútbol Willy Ledesma en Torremejía.

Campo de fútbol Willy Ledesma en Torremejía. / CÓRDOBA

Willy Ledesma da nombre al estadio de su pueblo, Torremejía. El lugar donde empezó todo. Y allí va ahora a diario para continuar metido en la rueda del balón. Ahora desde el banquillo en la categoría de Primera Extremeña. "Me hace especial ilusión entrenar al Torremejía. Mi ilusión era retirarme aquí, pero ahora estoy ilusionado con esta nueva etapa", reconocía en unas declaraciones a Canal Extremadura.

Willy, entrenador del Torremejía.

Willy, entrenador del Torremejía. / CÓRDOBA

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