El Córdoba CF B cae en Getafe y se queda a las puertas de Segunda RFEF

Un desenlace cruel para una andadura que mereció mejor suerte. El Córdoba CF B bregó, lucho y cedió con honores en la pugna final por el ascenso a Segunda RFEF ante el Getafe B en la Ciudad Deportiva homóloga (3-1), escenario de un pleito tan titánico como agridulce en el que la joven escuadra adiestrada por Diego Caro se quedó a medias en la búsqueda de un broche para su brillante temporada, a la que despide con nota aunque sin el ansiado salto de categoría, que quedará emplazado a otra temporada en el Grupo 10 de Tercera RFEF. Un solitario gol de Adrián Turmo, de esta forma, invitó a soñar pese al dominio azulón, en mitad de una tarde aciaga en tierras madrileñas que hace como colofón a una campaña que marca líneas ilusionantes para lo venidero.

Empuje local

La cita arrancó eléctrica. Tras un brevísimo tanteo, las primeras premisas del desenlace de la segunda pugna de la final nacional fueron cayendo sucesivamente sobre la Ciudad Deportiva azulona, en la que la batalla se hizo efectiva poco después del pitido inicial. El arranque, así, vino seguido de un Getafe B más serio, entonado y obligado a reaccionar para alterar el global de una eliminatoria teñida de blanquiverde tras el resultado de la ida en El Arcángel (1-0), mientras que el Córdoba CF B achicó aguas y trató de aguantar la tormenta de inicio. César Gómez y Moi, en esa línea, fueron los primeros avisos locales dentro de una puesta en escena plagada de ritmo y apuntes defensivos, respectivamente, con la esporádica irrupción de Roberto Abreu para poner los conatos de reacción en el lado cordobés, que no llegaron aunque inquietaron tímidamente a un Josele Martínez que ya sabía lo que era recoger de las mallas un chut del onubense. 

Desde el paso de los minutos y la insistencia, no obstante, el combinado local sacó rédito del asedio ante Tarrés una vez consumida la media hora de juego, hilando una acción asociativa tras otra entre las que César y Santi encontraron espacio para poner el 1-1 en el global del duelo, por mediación del madrileño. Un jarro de agua fría, además, que agitó las costumbres de una zaga cordobesa que tan solo habían encajado en una de las anteriores cinco citas disputadas en la carrera por el ascenso -en la vuelta frente al Ciudad de Lucena-, dando entrada a un contexto extraño para los de Caro, por debajo en el marcador, igualdad en la eliminatoria, aunque con sensaciones encontradas sobre el terreno de juego getafense, en el que la fórmula parecía empezar a torcerse.

La recta final hasta el descanso solo acentuó la tónica de dominio y misericordia del filial tutelado por Emilio Ferreras, que la tuvo y retuvo -y siguió perdonando- para ampliar la renta antes del intervalo, con opciones de César, Rafa Diz y Koffi, mientras que Roberto Abreu sentó las primeras bases del giro tras el entreacto, con un balón rozando el palo que recordó a los de Emilio Ferreras que el Córdoba CF B en cualquier momento podía reactivar su dinamita en ataque.

Intercambio de golpes

Y así fue. Diego Caro tocó y varió el esquema en busca de respuestas durante una charla en vestuarios diseñada para alterar consignas y remover voluntades, aunque reincidiendo en la misma idea de la previa: conquistar el feudo madrileño. Juanma Bernal y Matías Barboza, de esta forma, fueron los estandartes de la apuesta del villarrense sustituyendo a Brito y Rafael Castillo -con serias dificultades para sujetar a Koffi-, marcando la pauta para el ligero volantazo a la eliminatoria que vendría a continuación: aparecería de nuevo Abreu y castigaría Turmo. El mediapunta de Villablanca, héroe y protagonista en la ida de la eliminatoria, así, se inventó una internada desde el costado derecho a la que Josele contestó dejándola muerta para el remate del mallorquín, a placer con el 1-1 que volvía a dejar a la escuadra cordobesa comandando la final, o al menos por el momento, aunque con mucho por delante.

Ciertamente, la ventaja y paridad fue un mero espejismo en la mejoría del Córdoba CF sobre la Ciudad Deportiva homóloga, en la que recuperó terreno solo para después cederlo tras la diana del recién ingresado Diego López, previa asistencia de Quique, aprovechando una tremenda desconexión defensiva blanquiverde para reescribir el guion hasta una resolución retorcida en la prórroga, no sin antes otro apresurado intercambio de zarpazos en el tiempo reglamentario en el que Josele salvó el gol del ascenso a Roberto Abreu sobre la bocina. Y le faltó poquísimo.

Fe y voluntad

De la mano de la nueva reanudación, la falta de fuerzas, ideas y oxígeno se hizo evidente en ambos conjuntos, aunque una vez más dejando al Getafe B algo más entonado. Paralelamente, el duelo de estrategas, con Diego Caro y Emilio Ferreras como artífices, también seguía su curso en los banquillos, buscando dotar del último empujón a sus pupilos -ya prácticamente vaciados- en la lucha por alcanzar la Segunda RFEF, que seguía a un paso. 

Entre palpables muestras de desgaste, de este modo, se consumió una primera mitad del tiempo de extensión en la que exclusivamente un disparo aislado de López tanteó el marcador, preludio inmediato del mazazo en el segundo capítulo, en la que apareció Santi García para hundir las aspiraciones blanquiverdes de cabeza. El madrileño sentenció, sin demasiada oposición, a balón parado y con la tercera losa definitiva en la eliminatoria, a la que siguieron tenues opciones de Pau Russo y Matías Barboza a la desesperada -empañadas por el amago de tangana final-, pero sin fortuna para alargar un poco más el camino del sueño por dar el salto de categoría, que tendrá que esperar al menos otro año más.