El Córdoba Futsal se vuelve a enredar ante el Betis en un derbi de locos

El pleito arrancó de un modo horroroso para los anfitriones. Fabio Alvira salió del área para despejar un balón sin aparente peligro pero pateó al aire y Piqueras, atento, marcó a placer. Habían transcurrido dieciocho segundos. El golpe dolió. Lucas Bolo, sufriente espectador en primera fila de la pifia que costó la desventaja, intentó mejorar la situación a los dos minutos con un furioso disparo desde lejos. El Córdoba trataba de recomponerse ante un Betis que, sorprendido por su propio éxito por accidente, defendía su ventaja. Pero el castigo inicial fue un estímulo para los de casa. Un trallazo de Zequi lo repelió como pudo Nico Sarmiento y el balón le cayó a Muhammad Osamanmusa, que le pegó picado a la pelota para firmar el empate. 

Una reacción brillante

La grada se encendió y el equipo correspondió. Zequi resolvió de forma brillante una pugna con dos adversarios en la banda y se le sirvió a Alberto Saura, que ajustició al meta argentino del Betis para darle la vuelta el marcador. No se habían cumplido cinco minutos y en la cancha de Vista Alegre había pasado casi de todo. El ambiente se electrizó. En la pista, los de Josan González mostraban su versión más competitiva. A los ocho minutos, un empujón de Sarmiento a Ismael fue sancionado con penalti. Lo ejecutó con pericia Alberto Saura, que continúa reconstruyendo su imagen de goleador implacable. El murciano, el mejor anotador nacional de Primera División, celebró su doblete con ganas. El Córdoba se iba arriba ante un Betis que llegaba con un excelente aval como forastero: lo había ganado todo lejos de su hogar.

Los problemas se le multiplicaron al Betis con una nueva falta de Nico Sarmiento, que derribó a Zequi para un nuevo penalti y roja para el internacional argentino. Se fue al punto Alberto Saura, todo un seguro. Y al eslovaco Karpiak, que salió para taponar la hemorragia local, no le quedó otra que recoger la pelota del fondo de la portería en su primera acción. El Betis le puso voluntad para salir del atolladero, pero el Córdoba no estaba dispuesto a verse sorprendido. Miguelín o Bolo tiraron de galones para sostener a su equipo, que se marchó con la cabeza alzada y entre vítores de la afición a los vestuarios en el intermedio. Los planes le salían bien. Los béticos estaban frustrados y con la brújula averiada.

El Betis sale al quite

Tal y como se podía prever, el Betis tuvo una puesta en escena fogosa en la segunda parte. Aitor ya dejó un susto en el último suspiro antes del receso y volvió a insistir después, forzando a Fabio a intervenir con apuros. El técnico bético, Bruno García, exprimía todas las fórmulas para recuperar el tono en un partido que los cordobesistas tenían claramente controlado. Un Pablo Del Moral imperial ejercía su jefatura en la cancha con suficiencia. Sus compañeros se contagiaban de esa confianza bien entendida, actuando con inteligencia y aplomo, marcando la pauta frente a un Betis más nervioso y angustiado con el paso de los minutos.

El tailandés Muhammad Osamanmusa celebra su gol con el Córdoba Futsal ante el Betis en el Palacio Vista Alegre. A.J. González

Raúl Jiménez puso a prueba a Fabio en un par de ocasiones, que abortó el madrileño con sus paradas. La insistencia verdiblanca se plasmó en un gol de Piqueras que insufló esperanza a la escuadra sevillana pero que también despertó a la cordobesa, que aceleró el ritmo y multiplicó su ofensiva. Saura, Muhammad y Del Moral tuvieron claras ocasiones para hacer más amplia la ventaja. No lo lograron y sí lo hizo el Betis. En una acción embarullada en el área, Piqueras lo intentó por dos veces sin lograr batir a Fabio, pero el balón volvió a caer en los pies de Raúl Jiménez, que fusiló a quemarropa para hacer un inquietante 4-3. Para entonces, los anfitriones ya notaban el empuje bético. La disminución de las rentas ponía un inesperado plus de inquietud para los de Josan. La quinta falta cordobesista con más de siete minutos por delante -con tarjeta además a Ismael- hizo que se notara el murmullo del pabellón, que había cambiado los aires de fiesta por la conciencia de estar en un escenario peligroso. Los puntos en juego valían oro.

Con evidentes problemas en la circulación del balón y cometiendo imprecisiones, el Córdoba sufrió un duro golpe con el 4-4. Cristian Povea firmó un golazo para dar una nueva dimensión al encuentro, al que que quedaban cinco minutos impredecibles. Los de Bruno García, crecidísimos, hurgaban en la herida de un Córdoba desconcertado. Con Saura hipervigilado y Muhammad acelerado, el cuadro blanquiverde tocó a rebato con el portero jugador. Rozó el milagro, pero no hubo lugar. También pudo ser peor. El Córdoba Futsal sigue sin ganar, colista en la clasificación y con tareas por hacer.