El baloncesto español ha vivido un verano excepcional. De récord. Las ocho selecciones de formación han llegado a las finales de los ocho campeonatos oficiales de la FIBA en los que han participado (6 Europeos y 2 Mundiales) y colgándose otras tantas medallas, para confirmar a España como la gran potencia europea en categorías de formación. Y la medalla conseguida por la absoluta masculina ha sido el mejor broche posible.

A nivel de formación, es muy complicado igualar el balance, con unos registros históricos: ocho medallas de ocho posibles. España ganó tres (oro en los Europeos U20 masculino y femenino y en el Europeo U18 masculino) y se colgó la plata en las otras cinco (Mundiales U17 masculino y femenino, Europeos U16 masculino y femenino y Mundial U17 femenino).

En este verano, además, se ha dado la circunstancia de que España ha estado en el podio de dos Mundiales –U17 masculino y femenino- por primera vez en la historia, dejando claro que el futuro es esperanzador.

 “No sé si nos hemos dado cuenta de la dimensión de este número. En cada una de estas competiciones España ha colocado un equipo en la final. Y eso significa que hay un gran trabajo detrás de todo ello”, señaló Sergio Scariolo tras la clasificación de la selección absoluta masculina para la final del Eurobasket. “Debemos estar muy, muy orgullosos de lo que hemos creado porque estas nueve finales no llegan por sí solas. Detrás hay muchos años de duro trabajo y estamos contentos de mostrar nuestros valores y ser un equipo”.

A nivel individual, los jugadores españoles también han sido protagonistas. Izan Almansa fue el MVP del Mundial U17 y después del EuropeoU18; Juan Núñez lo fue del Europeo U20; Claudia Contell lo fue del Europeo U20; Iyana Martín, en el Mundial U17 y Mario Saint-Supery en el Europeo U16.

En el ránking europeo, Francia aparece por detrás con cinco medallas, después viene Lituania, con tres medallas, y el resto de países aparecen en el palmarés en una sola ocasión.