El primer enfrentamiento judicial de la Superliga con la UEFA y la FIFA quedó este martes visto para sentencia, después de la celebración de la vista oral que ha tenido lugar durante dos días en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Durante el juicio, el proyecto del que forman parte Real Madrid, Barcelona y Juventus ha constatado su soledad, con una gran mayoría de intervinientes mostrando su rechazo al nacimiento de la nueva competición.

Además de UEFA y FIFA, intervinieron LaLiga y la RFEF, así como una veintena de Estados miembros de la UE, entre ellos España. La gran mayoría de ellos mostraron su rechazo al proyecto, así como la Comisión Europea, que fue más cauta al reprochar también las sanciones con las que amenazaron los dos organismos futbolísticos internacionales, según informa Efe.

En todo caso, la última palabra la tienen los 15 jueces encargados del caso, de entre los 27 que componen el tribunal, cuyo fallo no llegará antes de 2023, ya que el Abogado General publicará su opinión no vinculante el 15 de diciembre. Hasta entonces queda paralizada toda acción judicial relativa a este caso.

El tribunal de Luxemburgo debe dirimir si, como denuncia la Superliga, tanto la UEFA como la FIFA incurren en prácticas de monopolio y abuso de posición contrarias a las normas comunitarias de Competencia. Esta vista se produce después de que el juzgado de Madrid que instruye el 'caso Superliga' elevara al TJUE una cuestión prejudicial acerca de este asunto particular.

Los argumentos de la Superliga

El abogado de la Superliga ha tratado, durante los dos días de vista, de desligar el proyecto de la idea inicial de una liga cerrada o semicerrada, en la que los clubes participantes gozan de plazas fijas sin importar su rendimiento deportivo. En esta línea, ha pretendido convencer a las partes de la voluntad del proyecto que encabeza Florentino Pérez de abrirse a formatos con una mayor aceptación.

En todo caso, y pese a esbozar esta flexibilidad varias veces durante los últimos meses, los impulsores de la Superliga no han llegado nunca a detallar cuál sería ese cambio de modelo que permitiría que los equipos participantes cambiaran de una temporada u otra en función de sus méritos deportivos.

No conviene olvidar es que una de las premisas de la Superliga era una inyección de capital de 3.500 millones de euros por parte del banco estadounidense JP Morgan, a repartir entre los clubes fundadores de la competición, que inicialmente eran 12. Hoy, solo quedan tres (Real Madrid, Barça y Juventus) tras la renuncia en horas de los otros nueve: Atlético, Manchester City, Manchester United, Arsenal, Chelsea, Tottenham, Liverpool, Inter y Milan

En materia jurídica, la Superliga ha defendido la condición monopolista de UEFA y la capacidad de su organización para erigirse en alternativa. Ha reprochado además a UEFA que ejerza una doble labor de organizador de competiciones y de regulador de las mismas, incurriendo, según su visión, en un claro conflicto de intereses que la Justicia no debería consentir.

Todos en contra

UEFA y FIFA, unidas en su argumentario en este caso pese a las tensiones entre ambas que llevan meses exhibiendo, han coincidido en remarcar la necesidad de su labor de control para impedir la creación de proyecto que eliminan el mérito deportivo y que, según su visión, supondrá un golpe irreversible para los clubes más pequeños, en especial para los de las federaciones con menor peso competitivo.

También mostraron puntos coincidentes dos organismos con un nivel de enfrentamiento y crispación aún mayor, como son LaLiga y la RFEF. Las dos expusieron su rechazo frontal a la Superliga y su utilidad como vehículos de redistribución de la riqueza que generan las competiciones que organizan, principio que entienden que quedaría quebrado en caso de tener éxito la nueva competición.

En la misma línea se posicionaron la veintena de países, entre ellos España, que tomaron la palabra durante esta vista. Según informa Efe, la inmensa mayoría de ellos respaldaron el rechazo general al proyecto.

Ahora las partes deberán esperar una sentencia que será decisiva para el futuro del fútbol europeo. Si el TJUE da la razón a la Superliga, esta volverá a coger vuelo y la posición de fuerza que hasta ahora ostentan UEFA y FIFA se verá difuminada. En caso contrario, el proyecto que todavía respaldan Real Madrid, Barcelona y Juventus quedaría prácticamente herido de muerte. Pero aún queda al menos medio año (o más) para resolver la incógnita.

La Superliga, mientras tanto, tiene otro frente abierto relativo a su propio nombre. Como ha venido contando EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece al mismo grupo que este medio, la Superliga en danesa denunció ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) el registro de la marca "Superliga" por parte Madrid, Barça y Juve. Ambas partes negociaron un acuerdo, pero no llegaron a ninguno y el caso está pendiente de resolución.