Si quieres algo más, debes hacer algo más. O algo distinto. El Córdoba Futsal se ha propuesto construir su propia senda espantando fantasmas y huyendo de complejos. Nunca había vencido en el Vista Alegre de Burela hasta ahora. Lo hizo con un aire de solvencia que alimenta la autoestima de los protagonistas y la expectativa de quienes contemplan, cada vez con menos sorpresa, los avances de un equipo que rompe sus límites. Apenas unas semanas le han bastado para lanzar un mensaje rotundo en Primera División: quienes vean enfrente unas camisetas blanquiverdes deben saber que les tocará sufrir. El Córdoba Futsal puso método y oficio. Manejó el partido en todos los órdenes para marcharse con un marcador rotundo a su favor y la sensación reconfortante de la misión cumplida.
Arranque con fogosidad
Arrancaron los anfitriones con toda la fogosidad que se le puede suponer a un equipo que juega ante su afición después de haber enlazado tres citas sin ganar. Querían impresionar. Presionaron desde arriba a un Córdoba que se plantó con un quinteto liderado por la experiencia de Miguelín y Caio César, aliñado con la potencia de Shimizu y el dinamismo de Álex Viana. El brasileño tuvo la primera ocasión a los dos minutos para un Córdoba que contuvo el ímpetu local con orden y sin locuras. Soltó unos picotazos con Jesulito y Miguelín, que pusieron en aprietos al meta Edu. Con eso intimidó al Burela, que entendió pronto que la tarde iba a ser dura.
Tras un paradón de Cristian Ramos a Quintela en una falta llegó el primer golpe del Córdoba. Lo propinó Miguelín, que firmó con un toque de calidad el 0-1. La acción fue brillante: saca de esquina Perin, bloquea Caio y el balear, en carrera, anota. Los planes iban bien para los de Josan González, que se comportaban con aplomo ante una formación burelense agobiada por la prisa. Los de Alberto Riquer no encontraban la fórmula para hincarle el diente el partido y el técnico pidió un tiempo muerto para reorganizar el método.
Shimizu rozó el segundo en el minuto 15 en un lanzamiento de falta que acabó con el balón rechazado por el portero local, el larguero rechazó un trallazo de Viana y Ricardo lo intentó con un disparo que se le desvió. El Burela, consciente de la situación, echó el resto en el tramo final de la primera parte, espoleado por el aliento del graderío, en busca del empate. El efecto fue el contrario. El Córdoba, en plena andanada del equipo naranja, sacó su potencial: Shimizu robó un balón, rebasó a cuantos le salieron al paso y sirvió un pase franco a Zequi para que el gaditano apuntillara el 0-2 con apenas unos segundos en el marcador para llegar al intermedio.
Nervios y nervio: cuestión de ritmos
El Burela compareció con fuego en los ojos. Pazos malgastó una contra clara con un tiro desviado. El Córdoba seguía a lo suyo. Zequi desquiciaba a los locales con sus internadas y aún más con su efectividad. A los 30 minutos hizo el tercero resolviendo con un tremendo derechazo otra acción a balón parado. El choque, tenso desde al arranque, se embarró más por la impotencia de los locales, claramente desbordados. Los cordobesistas no se arrugaron. El Burela jugó "de cinco" para remendar un partido que se le fue irremisiblemente cuando Ricardo Mayor, de cabeza, cazó el balón para batir a Edu con el cuarto de la tarde. Iago, de penalti cometido por Del Moral sobre Levi, marcó un gol que ni siquiera provocó una sonrisa.
Ficha técnica:
1- Burela FS: Edu, Iago Míguez, Isma, Renato, David Pazos -equipo inicial-, Wanderson, Levi, Lucho y Quintela.
4- Córdoba Futsal Patrimonio de la Humanidad: Cristian Ramos, Miguelín, Caio César, Álex Viana, Shimizu -equipo inicial-, Zequi, Jesulito, Ricardo, Ismael López, Pablo del Moral y Lucas Perin.
Árbitros: Abdulay Ndoho y Santander Flamarique. Amonestaron con tarjeta amarilla a los locales Wanderson, Isma, Levi y Renato y al entrenador, Riquer, y a los visitantes Shimizu, Miguelín y Pablo del Moral.
Goles: 0-1, min. 9: Miguelín. 0-2, min. 19: Zequi. 0-3, min. 30: Zequi. 0-4, min. 36: Ricardo Mayor. 1-4, min. 39: Iago Míguez, de penalti.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la tercera jornada del campeonato de Liga de Primera División de fútbol sala, disputado en el Pabellón Vista Alegre ante unos 800 espectadores.
