La Asamblea de Compromisarios ha dado luz verde al Espai Barça, el impulso definitivo que necesitaba el macroproyecto de remodelación de las instalaciones del club. La votación ha otorgado carta blanca a la directiva de Laporta, que pedía a los socios el permiso para suscribir un plan de financiación por valor de 1.500 millones de euros.

El porcentaje de votación ha sido claro. Había presentes en la sala 445 compromisarios de los 455 acreditados hasta entonces. Han votado a favor 405 personas, mientras que 21 alzaron la papeleta con el ‘No’ y 6 no se han pronunciado con la cartulina del voto en blanco. Se necesitaba la aprobación de 2/3 y el porcentaje de aceptación ascendió al 91%.

Joan Laporta había reanudado la Asamblea de Compromisarios que se suspendió el domingo con un alegato de bienvenida para defender el Espai Barça antes de que se abordaran las respuestas a las preguntas de los socios, que fue el punto en el que se paró para asistir al Barça-Valencia. El presidente ha querido rematar las intervenciones anteriores de Maria Elena Fort, vicepresidenta institucional, y Ferran Reverter, el director general, que defendieron la aprobación del proyecto, cuyo coste máximo se estima en 1.500 millones.

Laporta remacha el clavo

Laporta expuso solo dos motivos para pedir el sí de los compromisarios. Necesitaba que 260 personas se lo dieran. Eran los 2/3 legales de los asistentes. Apenas fueron 389 personas las que estaban en el inicio de la segunda parte de la asamblea, que luego aumentaron hasta 455. Algo más de la mitad que el domingo pasado (770 la cota máxima) de 4.457 compromisarios. Es decir, solo un 8%. Una pírrica asistencia tratándose de un club con más de 140.000 socios. Entre ellos estaba el exagente y excandidato Josep Maria Minguella, que fue uno de los cuatro nuevos intervinientes, y adelantó que votaría sí.

El presidente, en su breve parlamento, incidió en la necesidad económica del Barça para modernizar sus instalaciones. "Los rivales nos han adelantado y necesitamos reflotar la economía del club para competir con ellos", expuso, aludiendo a los 7 estadios españoles remodelados en los últimos años y la urgencia de obtener nuevos ingresos para un club ahogado con 1.350 millones de euros de deuda.

"Un lugar de peregrinaje"

Laporta ha presentado la votación como "una oportunidad única" para que no se retrase más "un proyecto que nos hemos encontrado [el aprobado por el referendum de 2014 convocado por Josep Maria Bartomeu], que se ha quedado obsoleto y desfasado" y que se ha tenido que reformular. Adelantó que no haría "una presentación apocalíptica" y no la hizo.

Garantizó, eso sí, que los socios serán informados "de cada euro invertido en cada partida" y que la directiva actuaría con total transparencia. Sí vaticinó que el Espai Barça será "un lugar de peregrinaje" por el atractivo que generarán las instalaciones del Barça completamente nuevas y activas, "será un lugar culturalmente muy atractivo".

"Queremos reflotar el club sin vulnerar nuestros valores", respondió a una pregunta de un socio de la semana pasada, aseguró Laporta, insistiendo en que la estructura de la financiación (coordinada con Goldman Sachs, aunque hay otros inversores, deslizó el presidente) no supondría "ningún aumento del gasto ordinario, no pondrá en peligro el patrimonio del club ni condicionará la gestión deportiva".