Pocos termómetros más fiables existen en el Barça que Adam Hanga (Budapest, 1989) de quien Jasikevicius asegura que es una de las voces de referencia del vestuario. En sus cuatro temporadas de azulgrana, tras llegar procedente del Baskonia, el polivalente alero húngaro ha vivido el proceso de reconstrucción del equipo y tras el título de Copa logrado el domingo en el clásico del baloncesto español, está convencido de que ha llegado el momento del Barça.

La victoria en la final de Copa frente al Madrid fue arrolladora. ¿Se lo esperaba? No sé. 72 horas antes ni lo habríamos pensado (tras la victoria en la prórroga ante Unicaja). Pero así es la Copa. Es una competición muy chula. Por eso gusta tanto a la gente, porque da muchas sorpresas y cada partido es como si fuera una final . Y así es como la afrontamos nosotros, día a día. Pero sabíamos que esta final era nuestro momento y lo aprovechamos. Hemos trabajado mucho estos meses para conseguir un título y creo que, al final, demostramos que somos un muy buen equipo. Dominamos el partido y creo que fue una victoria muy merecida.

¿Refuerza la confianza este título y devuelve la calma tras el último año en blanco? Lo más importante al final para nosotros, los jugadores, para el staff y para la afición, es que la gente acaba creyendo que tenemos un gran equipo. Esto da confianza para el futuro y también nos ayuda a nosotros a que creamos que se pueden conseguir muchas cosas juntos, aunque como dijo Saras hace tiempo, y a lo mejor es verdad, a veces tenemos que ser un poco más cabrones porque tenemos muy buenos tíos en este equipo.

Imagino que el titulo es una inyección de confianza para la temporada, con los retos aún abiertos de Liga y la Euroliga. Para nosotros está muy bien que hayamos ganado la Copa y disfrutemos este momento. Pero tenemos que pensar ya en mañana y en pasar página. La vida de un deportista es así. Los triunfos se olvidan muy rápido y tenemos que concentrarnos en el siguiente. La sensación que tenemos ahora después de haber ganado un título es muy buena. Y eso tiene que hacernos ir a por más. A luchar ahora por la Liga y la Euroliga. Haber conquistado la Copa tiene que darnos aún más hambre. Y hay mucha en este vestuario, muchísima. No os podéis ni imaginar. Todo los jugadores que tenemos ya alrededor de los 30 años estamos con mucha ilusión por ganar todos lo que queda.

Desde fuera, puede interpretarse que este triunfo puede ser el primero de un cambio de ciclo en el baloncesto español ¿Dentro del vestuario se valora igual? Sí, exactamente. Llevamos muchos años ya. Este es un proyecto que empezó hace cuatro años. Es un trabajo levantado poco a poco, con cuidado. Hemos ido colocando todas las piezas que faltaban y yo creo que ahora tenemos un equipazo. Ahora solo depende de nosotros. Depende de cómo entrenemos y trabajemos en el día a día. No tenemos que pensar mucho en los títulos, ni de ver qué pasará mañana o si somos capaces de clasificarnos para la final 'four'. Tenemos que pensar en el trabajo que tenemos que hacer día a día porque sabemos que si logramos hacer ese trabajo, al final el resultado va a venir.

Abrines expresó una idea tras ganar la final de Copa, que usted también compartió y era que jugando a este nivel, el Barça es muy difícil de parar. Así es, sobre todo en defensa. Si defendemos como lo hicimos en la primera parte de la final contra el Madrid es muy complicado jugar contra nosotros. Pero tenemos que llegar a ese nivel de forma regular. Porque al final en ataque somos un equipo con muchas ventajas, con mucho talento. Contamos con muchos jugadores que pueden decidir cualquier partido.

Esta temporada solo se ha incorporado Calathes al grupo y se han ido Tomic, Ribas, Pango, Delaney y hace poco Heurtel. En cambio, el equipo parece más sólido ¿Cómo lo explica? Obviamente, el entrenador ha cambiado muchas cosas. Los últimos años, hemos tenido 7 u 8 jugadores que han jugado 30 minutos cada partido y al final, el cansancio se nota. También había una excesiva dependencia de algunos jugadores. Y eso ha cambiado con Saras. Maneja muy bien los minutos, hace que todo el mundo se sienta importante. Desde los jóvenes, que está jugando mucho más, a jugadores como Pustovyi y Smits que no habían jugado prácticamente en estos dos últimos años.

¿Qué importancia le da a Jasikevicius en este título? Saras es un entrenador que nos exige mucho, que pide siempre el 100% de los jugadores y que ha cambiado un poco la cultura del Barcelona. Es muy listo, sabe siempre cómo manejar las situaciones dentro y fuera de la cancha, cómo gestionar los minutos, las jugadas. Yo creo que tácticamente también está muy preparado. Obivamente es nuestro líder y lo tenemos que seguir.

Que se haya retirado no hace mucho, ¿mejora su conexión con el vestuario? Él ha sido uno de los jugadores mejores de la historia del baloncesto europeo, ha ganado cuatro Euroligas y tiene mucha experiencia de partidos como el de la final de Copa. Por eso creo que escuchar a un exjugador tan bueno, ayuda y da confianza a los jugadores y al equipo.

Usted ha desempeñado todas las funciones posibles en la pista: base, especialista defensivo, ahora triplista (acredita un 56,1% esta temporada). En qué papel se siente más cómodo? Ha cambiado tanto mi perfil de jugador que no sé. Siempre intento hacer lo que me pide el entrenador. Es verdad que mis porcentajes este año han subido mucho pero es porque estoy tirando mucho cuando estoy solo. Este año he jugado en casi todas las posciones menos de cinco. Pero si juego, me da lo mismo, ya estoy contento. Si juegas, no puedes quejarte, da lo mismo en qué puesto lo hagas.

Es su tercera Copa con el Barça. ¿Hay diferencias con las otras? Cada una es diferente. A final, la primera la conseguimos cuando acabábamos de cambiar de entrenador. Parecía todo un desastre y ganamos. La segunda llegó por una canasta discutida contra el Madrid en un partido sufrido. Y esta es la final que más claramente hemos dominado. Pero al final todas son importantes en mi carrera y me hacen sentir orgulloso. Cuando fiché hace cuatro años era para vivir momentos como estos.