La jugadora de baloncesto Carmen Casas García (La Rambla, 28 de mayo de 1990) ha sido una de las deportistas cordobesas que ha sufrido con más virulencia el ataque del covid-19, pues ha tenido que dejar su equipo, el Dobuss Córdoba Dobuss Córdobade la N1 Nacional femenina de baloncesto, para recuperarse totalmente. La base cordobesa disputó su último partido con el Dobuss el 15 de noviembre en Linares, pues a partir de entonces tuvo que ponerse a jugar un encuentro mucho más importante para defenderse del coronavirus. Casas se ha unido a ilustres como el entrenador del Ángel Ximénez de balonmano, Paco Bustos, que tuvo que pasar por el hospital en las semanas en las que estuvo afectado por este virus.

-¿Cómo se encuentra actualmente?

-Ya estoy mucho mejor, pues puedo andar un poco en la cinta que tengo en casa. Todavía me salen un poco alteradas las placas y las analíticas. El 28 de enero me darán los resultados de unas pruebas que me han hecho.

-¿Cuáles son los síntomas que tiene ahora?

-Siento todavía dolores en las piernas. Tengo que estirar y descargar con la ayuda de mi marido que sabe un poco del tema al haber sido también jugador de baloncesto.

-¿Cuándo notó que llevaba el virus en su cuerpo?

-Todo empezó el 17 de noviembre cuando una de mis compañeras puso en el grupo de Washapp del equipo que había dado positivo en las pruebas que le habían hecho. Ese día lo que sentía era un dolor de cabeza insoportable, por lo que me tomé la temperatura y tenía 37,4 grados. Dos días más tarde me tuve que ir al centro de salud de La Rambla, debido a que la fiebre me había subido a 39. El test de antígenos me dio negativo pero me dijeron que parecía que lo estaba desarrollando, pues poco más tarde me subió la temperatura a 40. El viernes me tuvo que llevar mi marido al hospital de Montilla, pues estaba empapada de sudor y hasta me desmayé de la fiebre. En el hospital ya di positivo, aunque me dijeron que me fuera a mi casa.

-¿Cómo fueron sus primeros días al decirle ya que tenía el virus?

-Pues el martes, 24 de noviembre tenía fiebre y una tos horrible. Me dijeron que aguantara hasta el viernes con unos aerosoles a ver si mejoraba. El día 25, viendo que iba a peor y que me empezaba a ahogar, mi marido me llevó a Montilla y ya me quedé ingresada por neumonía. Desde entonces estuve doce días en el hospital, cinco de ellos en la UCI.

-¿Cómo llevó sus primeras jornadas de recuperación en casa?

-Pues en casa al principio me tenía que duchar sentada, debido a que no me podía mantener en pie. He perdido siete kilos y me ha afectado a la visión, pues tenía una afectación mínima y apenas usaba las gafas y ahora no puedo pasar sin ellas por culpa del virus.

-¿Se preocupó usted de tomar las precauciones necesarias para no verse afectada por el virus?

-Soy maestra de profesión y en el colegio extremé las precauciones desde el primer día. Desde marzo no he ido a bares o reuniones en casas o fiestas. Solo fui en verano a la playa pero siempre con la mascarilla.

-¿Cree que le ha salvado la vida tener el cuerpo fuerte por ser una deportista?

-Sobre eso tengo que decir que ya en el hospital me miraban los médicos porque decían que tenía 40 pulsaciones por minuto, vamos el corazón de un deportista. Nunca he fumado y estuve entrenando en casa durante todo el confinamiento. Quizás me ha salvado la vida tener la salud de una deportista. Los médicos acertaron también de pleno con mi tratamiento. Quiero decir además que estoy eternamente agradecida a la gente del hospital de Montilla porque, además de haberme administrado el tratamiento adecuado, dentro de la soledad que conlleva pasar esta enfermedad, en ningún momento me sentí sola, ya que me mostraron una atención y un cariño que me hicieron sentirme como en casa.

-¿Qué le diría a la gente para que tome las medidas necesarias para protegerse del virus?

-El covid-19 no es ninguna tontería y hay que cuidarse de él. Yo hasta le he cogido pánico a la tele, pues me pone mala ver esas noticias de la Navidad con más de mil personas juntas. Solo cuando le afecte a un familiar se darán cuenta algunos. Es verdad que no gusta tener que quedarse sin salir pero ya habrá muchos años más para disfrutar de ellas. Ahora es el momento de protegerse.

-¿Por qué ha renunciado a volver a su equipo en la parte final de la temporada?

-No estaré físicamente preparada para competir hasta finales de marzo o abril y por un mes de competición no me voy a arriesgar. Además, psicológicamente no sería ahora capaz de jugar.