El Emirates habría sido un volcán de entusiasmo, pero era ayer un recinto frío y vacío que no pudo celebrar como merecería la enorme victoria del Arsenal sobre el Chelsea en un derbi londinense que pillaba a los locales con el agua al cuello. Sobre todo, a Mikel Arteta, el entrenador, cuyo cargo empezaba a peligrar. El 3-1 inapelable da una bocanada de aire al Arsenal, inusualmente cerca de la zona de descenso.

Y fue el Chelsea el equipo que parecía atravesar una profunda crisis por la mala impresión que causó, excepto en una breve fase del primer tiempo, con el 0-0, y una briosa aparición tras el descanso, con la efervescencia de la bronca que debió dar Frank Lampard a sus pupilos. Tampoco el buen final sirvió de consuelo: Jorginho falló un penalti en el minuto 90 para el 3-2 que habría agitado el estado de nervios local. En verdad, fue una gran parada del meta alemán Bernd Leno.

El Arsenal quiso soltar la tensión con una salida fulgurante al comienzo del partido, pero acusó las carencias goleadoras que había mostrado desde el estreno de la competición. Subsanó esa falta de acierto a balón parado. Primero gracias a un penalti de James a Tiarney en un duelo de laterales que transformó Alexandre Lacazette. Diez minutos después, al filo del intermedio, el suizo Granit Xhaka coló un excepcional lanzamiento de falta.

Gol de VAR

Tan mal lo vio Lampard que retiró a Timo Werner para preservarle de cara a los inminentes encuentros. Otro gran gol de Bukayo Saka en un inesperado centrochut pintaba el duelo de goleada, que luego se atenuó en el tramo final. Inmediatamente después de dos ocasiones de los gunners, Abraham recortó distancias con un gol con el pecho, milimétricamente legal (avalado por el VAR) a cuatro minutos para el final.

Arteta respiró aliviado después de tantas malas noticias. La última había sido el positivo por covid-19 de Gabriel. La compresión del calendario invernal le tendrá ausente tres partidos, ya que el Arsenal jugará ante el Brighton y el West Bromwich, rivales peor clasificados y que deberían permitirle huir de la zona baja.

Empatan Leicester y United

El Liverpool salió ganando tras los resultados del Boxing Day sin haberse colocado las botas. No solo por la derrota del Chelsea. El campeón, que recibe hoy al West Bromwich Albion, puede ampliar su ventaja. El duelo entre el Leicester (segundo) y el Manchester United (tercero) se saldó con tablas (2-2). Marcus Rashford adelantó al United en una indecisión defensiva que le dejó solo pero Harvey Barnes equilibró el marcador ocho minutos después con zurdazo desde fuera del área. Volvió a adelantarse el cuadro visitante mediante Bruno Fernandes a once minutos del final, y la reacción del Leicester fue más rápida para restablecer la igualdad. Solo cinco minutos gracias a un tiro de Jamie Vardy.

El Aston Villa logró una contundente victoria sobre el Crystal Palace (3-0), que se va hundiendo poco a poco tras haber ganado solo un partido de los últimos siete. Se llevó tres goles tras encajar siete del Liverpool hace una semana y con el agravante de haber jugado todo el segundo tiempo con uno más.

El Aston Villa, que se acerca a las posiciones europeas, no acusó la expulsión Tyrone Mings al filo del primer tiempo cuando ya ganaba por 1-0 por un gol de Bertrand Traoré (m. 5). Dos tantos más en el segundo tiempo de Kortney Hause y Anwar El Ghazi evitaron un final angustioso.