El Córdoba CF consiguió este miércoles lo más difícil, ganarle en la primera ronda de la Copa del Rey a un equipo de Segunda, el Albacete. Por ello, los jugadores lo celebraron con algarabía en el centro del campo, al término del partido, mientras los aficionados les despedían con una merecida ovación, la última del 2020. El sorteo de la siguiente ronda, que se celebra este viernes, puede depararle un Gordo de Navidad al equipo blanquiverde, que tiene muchas opciones de cruzarse con un Primera, también a partido único y en El Arcángel.

El coliseo ribereño, pese a lo limitado del aforo, disfrutó de un partido que, sin ser un gran espectáculo, deparó la mejor de las noticias para la sufrida parroquia blanquiverde. En una noche con un frío glacial y una lluvia que limitaba la visión de los que necesitan gafas -como si no fuera suficiente con la mascarilla-, las palmas eran la mejor forma de poder entrar en calor.

Antes de empezar, la megafonía insistía con la música navideña para tratar de darle un ambiente festivo a una cita gris en lo atmosférico. Desde la grada de Anfiteatro, arriba del todo, se podía divisar una casa, a cientos de metros, engalanada con unas luces tan potentes que se veían desde el estadio. Los hinchas, felices tras la victoria, desfilaban siguiendo las instrucciones del club. Primero, los de Anfiteatro y después, esperaban los ubicados en Tribuna. Todos mostraban una sonrisa de oreja a oreja similar a la del entrenador del Córdoba CF, Pablo Alfaro, que se alegraba en rueda de prensa por estar nuevamente en el bombo.

Se le preguntó si tenía algún rival preferido, dado que hay muchas opciones de que toque un equipo de Primera. No quiso mojarse ni dar el titular de que le hacía mucha ilusión reencontrarse con el Sevilla FC, club en el que pasó grandes tardes como futbolista. Todos contentos, el entrenador también, con pasar de ronda tras una noche de las que calaban los huesos y mojaban los calzones.

Si bien evitó desvelar cuál cree que sería el Gordo del sorteo pre-navideño, sí tuvo un mensaje hacia los cordobesistas que no pudieron acudir a ver en directo el partido. El mejor regalo de Reyes posible, según Pablo Alfaro, es que el maldito coronavirus vaya remitiendo para que vayan entrando cada vez más aficionados blanquiverdes a El Arcángel, donde son imprescindibles para «llevar en volandas» a sus jugadores ahora que empieza lo bueno, la lucha por el ascenso y por la gloria de jugar contra un equipo de élite en la Copa.

Un estadio que será sede de la Supercopa y, una semana antes, testigo de una segunda ronda copera el día de Reyes contra, Dios lo quiera, el Gordo de Navidad.