El último partido del Ángel Ximénez fue especial por un buen puñado de razones. Recibieron al Barcelona, multicampeón de la Liga, a puerta cerrada. Le plantaron cara y, pese a la derrota final (20-29), firmaron el triunfo moral que supone haber dejado a los azulgranas con una anotación por debajo de los 30 goles y con la menor diferencia a su favor en todos los encuentros que han disputado en el presente curso tanto en el campeonato doméstico como en Europa. Pero más allá de los números, se registró un episodio de alto voltaje sentimental y muy significativo: dos chicos de la cantera se estrenaron en la máxima categoría del balonmano español con la formación de Puente Genil.

Los juveniles Antonio Pineda y Álvaro Muñoz cumplieron uno de sus sueños en un deporte que llevan practicando desde los nueve años en el club de su pueblo. No hubo aficionados en las gradas, pero el partido fue televisado en directo para todo el país. Ellos, desde luego, no lo olvidarán jamás.

En los últimos minutos del partido, Paco Bustos daba entrada a estos jugadores para sustituir a Xavi Tuà y Manu Díaz. La ilusión se detectaba en el rostro de ambos, que se mostraron participativos. En el primer balón que tocó, Antonio Pineda logró marcar un gol que fue muy celebrado por sus compañeros. A falta de un minuto, Pineda recibía la asistencia de Joao Pedro y con un lanzamiento desde la posición de extremo y por el ángulo corto, batía a Moller, consiguiendo el gol veinte para los pontanenses. Fue el que cerraba el partido. Mientras tanto, en el otro extremo estaba esperando su oportunidad Álvaro Muñoz, que no tuvo la misma suerte que su compañero y amigo.

Producto de la casa

Álvaro Muñoz es un jugador que habitualmente juega de lateral derecho. Zurdo y con cerca del 1'90, aún le queda recorrido, pero que tiene cualidades para ir subiendo escalones. Su humildad y ganas de progresar, unidas a sus cualidades físicas, le hacen ser un jugador a tener muy en cuenta.

Por su parte, Antonio Pineda vive por y para el balonmano. De casta le viene al galgo. Su padre actualmente es entrenador del equipo juvenil y cadete, además de haber sido jugador en los años setenta y ochenta del equipo pontanés. Su madre, Marisa Moyano, fue campeona de España en categorías infantil y cadete. Pineda juega habitualmente de central, posición que tendría que ir alternando con la de extremo para poder disfrutar de más oportunidades. Es un jugador al que desde muy pequeño se le inculcó el amor por este deporte y que día a día está manteniendo.

El debut en la Asobal convierte a Pineda y Muñoz en elementos a seguir, aunque no son los únicos talentos emergentes en las categorías formativas del Puente Genil. En la rampa de lanzamiento se sitúa también Antonio Cabello, que pese a tener solo 16 años presenta esa chispa que hay que poseer para jugar a este deporte.

Pineda y Anderson, al final del partido ante el Barcelona | ÁNGEL XIMÉNEZ PUENTE GENIL

Otros estrenos ante el Barça

En el primer partido de Asobal en la temporada 2013/14, Antonio Ortiz hizo debutar a otros dos juveniles: Alejandro Morón y Cabello. De igual manera, en las temporadas posteriores, de la mano de Fernando Barbeito, lo hacían Carlos Lozano y Xavi Tuà. Este último hoy por hoy es titular indiscutible en el equipo pontanés y de los llamados jugador franquicia pese a su juventud. Aunque no se formó en las categorías inferiores del club pontanés, llegó después de que su familia se trasladara de Barcelona a Marchena, incorporándose entonces al juvenil.