Gleinys Reyes, nacida el 31 de julio de 1989 (Granma, Cuba) llegó casi de rebote al balonmano. Jugadora de bádminton desde muy joven, la extremo derecho tuvo que decidirse por su actual deporte para cursar la carrera de Cultura Física. A los 21 años ya era internacional por la selección cubana, escuadra en la que atesoró éxitos antes de partir rumbo a Turquía. En 2018 afrontó su primera experiencia en España, concretamente en el Rocasa Gran Canaria, donde logró el título de Liga. Al siguiente curso, Adesal Adesalllamó a sus puertas y se ha convertido en todo un referente para las jóvenes pupilas de Rafael Moreno.

-Empecemos por lo más reciente. Una victoria importantísima contra Porriño, la primera de la temporada. ¿Qué otorga al bloque?

-Ese triunfo nos ha abierto la puerta mentalmente y como equipo. Lo estábamos esperando y entrenamos muy concentradas con el objetivo de ganarlo. Las cosas nos salieron bastante bien y al final se logró lo más importante, dos puntos para seguir peleando.

-Es cierto que el nivel dentro del grupo B de la Liga Guerreras Iberdrola es muy alto, pero ¿esperaban contar con algún punto más a estas alturas?

-Sí, por supuesto. Es verdad que los equipos que hay en nuestra Liga son fuertes, pero nosotras no somos tan débiles ni nos creemos débiles ante nadie. Esperábamos ganar al Morvedre en La Fuensanta, aunque no se consiguió, y el siguiente encuentro frente al Balonmano Salud Tenerife también lo queremos competir y llevarnos la victoria.

-¿Dónde puede residir la clave para luchar por la permanencia?

-Pues, para empezar, por la jornada que tenemos este fin de semana. Es un partido crucial para que el ánimo aumente antes de arrancar la segunda vuelta y estar con más ganas y fuerzas. Es muy importante darlo todo.

-Usted, en concreto, está rindiendo a un nivel excelso. Nada más y nada menos que 30 tantos siendo la segunda máxima goleadora del grupo por detrás de Cecilia Cacheda.

-No estoy pendiente de esos datos ni nada parecido, pero siempre me he caracterizado por ser goleadora. Ya lo hacía en la selección cubana y entreno fuerte para que las cosas salgan bien. Puedo decir que trabajo para tener en torno al 85-90% de efectividad de cara al marco.

-También es cierto que el coronavirus afectó al desarrollo de la temporada pasada y a la preparación de esta pretemporada. ¿Cómo vivió dicha situación tanto en lo personal como en lo deportivo?

-Fatal (suspira), la pandemia la estoy llevando fatal. En el confinamiento de marzo me pasé prácticamente tres meses sola en mi piso y fue muy duro. Gracias a la comunicación, sobre todo al teléfono, estuve en contacto con la familia y con las chicas del vestuario. Ojalá, y se lo ruego a Dios, no volvamos otra vez a confinarnos porque sería horrible. Y este verano, como dices, también nos afectó muchísimo. Tuvimos que parar cuando íbamos con una buena preparación. Si no hubiéramos estado confinadas esos 10 días, seguramente hubiera sido otra idea. Vamos a seguir peleando y la plantilla va creciendo. Lo único que puedo decir es que la toalla nunca se tira y siempre trataremos de ganar.

-Hace mención al vestuario. Es la más veterana del grupo a sus 31 años, ¿siente que debe liderar al equipo por ello o las más jóvenes tienen el carácter suficiente?

-Siento que debo dar ejemplo ante todo. Las chicas saben cómo soy, les exijo y hablo mucho con ellas, pero esto es un equipo y todas tenemos que aportar. No es que sea la líder ni mejor que otra. Todas aportamos el granito de arena que podemos y estamos enfocadas en el objetivo de la salvación.

-Porque, si por algo destaca Adesal y su proyecto, es precisamente la juventud que hay en sus filas y la apuesta por la cantera.

-Las chicas son muy divertidas y alegres y siempre están de jarana. Eso lo considero muy bueno porque cada quién tiene su carácter y, según el momento, viene siempre bien. Y de cantera te puedo decir que Lucía Vacas, para mí, es un talento, una tremenda jugadora y ayer se lo dije. Juega a mi lado, le doy ánimos cuando está cabizbaja y si sigue así va a llegar muy lejos, estoy segura.

-Es su segunda temporada dentro del plantel, ¿qué destacaría de lo que se ha encontrado en Córdoba y en este club?

-Estoy muy contenta en Córdoba. El trato de la gente, la atención que nos dan y la ciudad, que es de lo más linda que existe. Sin embargo, hay que mejorar muchos aspectos como club. Es lo que tenemos y hay que seguir, pero pienso que hasta hoy eso también influye en el rendimiento de las personas. Si mejoramos como profesionales, creo que Adesal avanzaría.

-¿Contó con alguna oferta para marcharse en verano o siempre tuvo claro que la primera opción era continuar en Adesal?

-Soy sincera. El curso pasado, cuando acabó la Liga, no iba a jugar más. Me iba a marchar para Cuba para estar con mi familia. Por el tema del covid-19 no me pude ir, entonces Rafa Moreno habló conmigo para que renovara. Como ascendimos, ya cambié las expectativas y decidí quedarme y ayudar a Adesal. Se me hace muy cuesta arriba el hecho de llevar un año sin ir a mi país y estoy deseándolo.

-Ahora que habla de Rafa Moreno, ¿qué le parece el míster?

-Es una tremenda persona y un buen entrenador. Como persona, conmigo, ha sido fundamental en Córdoba y le estaré agradecida siempre.

-Arribó desde un equipo de Primera División, del Rocasa Gran Canaria, donde se proclamó campeona de Liga y de la Copa EHF Challenge. Hábleme de esa experiencia en las islas.

-Ahí también lo pasé muy bien porque las personas eran muy buenas. Además, a eso se le sumó que estuve jugando y compartiendo piso con mi compatriota Lisandra Lussón. La experiencia fue fenomenal por esos dos triunfos, sobre todo el de la Liga que Rocasa no había ganado todavía. Nunca lo olvidaré.

-¿Le costó cambiar la mentalidad de jugar en la élite española a bajar una categoría?

-Yo juego a balonmano y donde quiera que esté el club lo haré. No estoy mirando si es Primera o Segunda, solo quiero hacerlo bien y sentirme bien, eso es lo fundamental para mí.

-Sus vivencias en España no han sido las únicas lejos de su Cuba natal, ya que también militó un periodo en el Artsam Koleji Spor Kulubu turco.

-Fue muy lindo. Ganamos la Liga y el grupo lo llevábamos cuatro cubanas. Más tarde cada una cogió otro rumbo, pero ahí quedó el hecho de vencer el campeonato liguero.

-¿Le costó mucho trabajo tomar la decisión de abandonar su país para buscar otras metas deportivas?

-Sí, me costó y lo hice a los 27 años. Las chicas de la selección cubana pasamos más problemas para encontrar equipos porque son muchas cláusulas y trabas. Poco a poco se abren las puertas y están saliendo antes algunas chicas más jóvenes.

-¿Siempre tuvo claro que lo suyo era el balonmano?

-Para nada, de hecho mi deporte era el bádminton y no empecé a jugar al balonmano hasta los 16 años. No sabía ni lo que era, pero tuve que coger una actividad deportiva para obtener una carrera, la de Cultura Física, que es de profesora de Educación Física. Para ejercer esa práctica me decidí por el balonmano, fui aprendiendo y a los 21 años llegué a la selección cubana.

-Aunque se encuentre lejos de allí, siempre ha defendido la camiseta de la selección cubana con orgullo en citas tan importantes como los Mundiales de Dinamarca 2014 y Japón 2019.

-En la selección, desde que salí de mi país, siempre he estado dispuesta a jugar. Salí porque quería buscar una vida mejor, ser más profesional, ganar dinero y ayudar así a mi familia. Siempre apoyaré a mi país, siempre jugaré con ellos porque lo llevo dentro, en la sangre, y por Cuba siempre lo daré todo.

-Y los grandes éxitos llegaron en el Campeonato de Norteamérica y el Caribe de 2015, en el Panamericano de 2015 en Cuba y en los últimos Juegos Panamericanos de 2019. Oro, plata y bronce nada más y nada menos.

-He tenido muy buenos resultados a nivel internacional. Ahora pienso en ese Panamericano de Cuba y es que le discutimos la medalla de oro a Brasil. Estaba el polideportivo lleno de gente, la familia apoyándonos en las gradas y eso fue lo más grande. Le hicimos un partido inmenso y al final perdimos por cuatro puntos. Las brasileñas eran las campeonas del mundo y competimos maravillosamente. Es un recuerdo increíble.

-Tras una carrera larga y repleta de momentos como el que ha expuesto, ¿existe algo de lo que se haya arrepentido o que le hubiera gustado alcanzar?

-La espinita es que se nos escapó ir a unos Juegos Olímpicos. Lo tenemos ahí porque era la única bala, el último resultado más importante para Cuba, y se nos fue de las manos.

-Para finalizar, ¿qué objetivos tiene por delante?

-Mi objetivo ahora es terminar aquí, que es lo que tengo en mente, a ver si después voy con mi familia y me gustaría tener un bebé. Si Dios me lo permite y tengo fuerzas, en dos años me plantearía volver a salir.