El exentrenador de baloncesto universitario John Thompson, considerado como uno de los pioneros en la aplicación de nuevos métodos durante toda su carrera, falleció a la edad de 78 años. Thompson fue el responsable de transformar a Georgetown en una potencia bajo el lema de "Hoya Paranoia" y se convirtió en el primer entrenador negro en llevar a un equipo al campeonato de baloncesto masculino de la NCAA.

"Nuestro padre fue una inspiración para muchos y dedicó su vida a desarrollar a los jóvenes no solo en la cancha de baloncesto sino, lo más importante, fuera de ella. Es venerado como un pastor histórico del deporte, dedicado al bienestar de su comunidad por encima de todo ", señalaron en el comunicado la familia del entrenador.

"Sin embargo, para nosotros, su mayor legado sigue siendo como padre, abuelo, tío y amigo. Más que un entrenador, fue nuestra base. Más que una leyenda, era la voz en nuestro oído todos los días", concluye el comunicado.

La toalla blanca

Thompson se hizo cargo de un programa decadente de Georgetown en la década de 1970 y lo moldeó con su estilo único en un contendiente perenne, culminando con un equipo de campeonato nacional que tuvo como estrella al pívot de origen jamaicano Patrick Ewing en 1984.

Thompson, con una toalla blanca siempre presente colgada del hombro, se convirtió en un icono del baloncesto universitario estadounidense, inclusive cuando se retiró, en 1999.

Uno de sus hijos, John Thompson III, fue contratado como entrenador de Georgetown en 2004. Cuando el hijo fue despedido en 2017, Thompson mayor, conocido cariñosamente como "Big John" o "Pops", estaba en la conferencia de prensa, anunciando a Ewing como el sucesor.

Racialmente reivindicativo

Además siempre dijo lo que pensaba, protegió a sus jugadores de los medios de comunicación y tomó posiciones que no siempre fueron populares, pero nunca rehuyó asuntos delicados, particularmente el papel de la raza en los deportes y la sociedad. Una vez salió de la cancha antes de un partido para protestar contra una regla de la NCAA porque sentía que lastimaba a los atletas de comunidades minoritarias.

"Probablemente seré recordado por todas las cosas que me mantuvieron fuera del Salón de la Fama, irónicamente, más que por las cosas que me metieron en él", expresó Thompson el día que fue elegido al recinto sagrado del baloncesto, en 1999.

Thompson se convirtió en entrenador de las Hoyas en 1972 y comenzó a rehacer un equipo que tenía marca de 3-23 la temporada anterior. Durante los siguientes 27 años, llevó a Georgetown a 14 torneos consecutivos de la NCAA (1979-92), 24 apariciones seguidas en postemporada (20 NCAA, 4 NIT), tres Final Fours (1982, 1984, 1985) y ganó seis campeonatos del torneo Big East.

Legado imborrable

Siempre defendió el valor del poder físico centrado en la defensa que frecuentemente se basaba en un pívot dominante (Alonzo Mourning y Dikembe Mutombo estaban entre sus otros alumnos), Thompson compiló un récord ganador de 596-239 (porcentaje de victorias de 71,5). Tenía 26 jugadores seleccionados por la NBA.

Uno de sus honores fue dirigir al equipo estadounidense en los Juegos Olímpicos de 1988, pero con un final amargo al poder alcanzar solo la medalla de bronce.

Thompson también fue modelo fuera del campo, convertido en un riguroso defensor de lo académico por encima de lo deportivo y la universidad se enorgulleció de haber dado títulos a 76 de los 78 jugadores que estuvieron cuatro temporadas en el equipo.

Era un entrenador negro que reclutaba en su mayoría jugadores negros en una universidad jesuita predominantemente blanca en Washington. Nunca dudó en hablar en nombre de sus jugadores y rechazar la proposición 42 de la NCAA, que negaba becas deportivas a los atletas de primer año que no cumpliesen con ciertos requisitos, y que al final fue modificada.

El mundo de la NBA, con figuras como Ewing y Jordan, entre otros, manifestaron su pesar por el fallecimiento de Thompson y reiteraron que su legado es "imborrable".