Con todos los votos posibles a favor, Pablo Lozano dio el paso definitivo para su reelección como presidente de la Real Federación Andaluza de Fútbol (FAF) en la asamblea general extraordinaria que se ha celebrado este sábado en la Ciudad del Conocimiento de Dos Hermanas (Sevilla). En ella se puso fin al proceso electoral federativo con el pozoalbense como único candidato designado por la Junta Electoral, tras obtener los avales preceptivos de los asambleístas. Lozano recibió el respaldo unánime de la nueva Asamblea de la RFAF, compuesta por 150 representantes de toda Andalucía pertenecientes a los estamentos de clubs, jugadores, árbitros y entrenadores. A la reunión asistieron 140 y no hubo votos en contra ni abstenciones.

Con anterioridad a la votación, el candidato expuso en líneas generales su programa para los próximos cuatro años y explicó a los asambleístas las actuaciones emprendidas por la RFAF en esta época de pandemia. Tras la conclusión de esta asamblea se abre un plazo de impugnación y alegaciones a la misma, que concluirá el próximo día 2 de agosto con la proclamación por parte de la Junta Electoral del nuevo presidente federativo para el periodo olímpico 2020-2024, según informó la RFAF a través de sus canales oficiales.

Lozano, de 41 años, será por tanto reelegido para liderar una época complicada para el fútbol -y el deporte en general- por la pandemia del covid-19 y sus efectos. El cordobés ocupa el cargo de presidente de la RFAF desde el 6 de junio de 2019, fecha en la que Eduardo Herrera puso fin a un periodo de 33 años al frente del fútbol andaluz.

Su trayectoria en el deporte es muy extensa y le llega por vinculación familiar. Su madre, Ángela Dueñas, fue una pionera del fútbol en su pueblo natal, Pozoblanco, donde presidió al club de la localidad. Tras competir como jugador en fútbol y fútbol sala, Lozano entró en la gestión a través clubs de tenis, balonmano y fútbol.

Entre los años 2007 y 2011 fue diputado provincial en Córdoba. Después entró a formar parte de la directiva de la RFAF en 2012, asumiendo la vicepresidencia adjunta del organismo y la presidencia de la Comisión Andaluza de Fútbol Sala. En 2016, con la marcha de José Santiago Murillo tras más de tres décadas en el cargo, fue nombrado delegado provincial de la RFAF en Córdoba y en 2018 fue designado vicepresidente de la Comisión Nacional de Fútbol Sala.