Salió del Córdoba por un buen pellizco, más de millón y medio de euros, rumbo a la liga belga. En el Anderlecht nunca encontró su hueco e inició un carrusel de cesiones que le llevó de regreso a El Arcángel y al Albacete, donde resurgió, ya con 21 años, en el fútbol profesional. Fede Vico no pudo evitar el descenso del Alba en la 2015/16, aunque en la media temporada que estuvo allí fue de los mejores de su equipo y disputó 13 partidos.

Fede Vico junto a Ghilas tras el ascenso del Córdoba a Primera.CÓRDOBA

Su siguiente experiencia, en el Lugo, le unió con otro cordobés, Alfonso Pedraza. Anoche, en un Benito Villamarín sin público, ambos coincidieron en un derbi andaluz tan atípico como la desescalada del balompié nacional. Y es que el Granada de Fede Vico, una vez lograda la permanencia virtual, mira con optimismo el final de la temporada y ve como un sueño poder meterse en Europa. Un reto nunca superado por el equipo nazarí, que lograría jugar por primera vez competición europea un año después del ascenso a Primera. Ayer, rescató un punto de oro en un encuentro que pudo ganar y que tenía perdido en el descuento, tras la remontada bética, con un gol del veterano Soldado para el 2-2 final.

Pieza vital en el ascenso a Primera

Pieza vital en el esquema de Diego Martínez en la 2018/19, Vico solo se perdió tres partidos y logró cinco goles y siete asistencias para hacer al Granada subcampeón y meterlo en ascenso directo. En la máxima categoría nacional el mediapunta cordobés sufrió una lesión en la planta del pie que le ha tenido fuera de juego en buena parte del campeonato. Ahora, con el regreso a la competición, vuelve a disfrutar del fútbol y a poner su granito de arena en el seductor proyecto nazarí.

Fede Vico con la zamarra del Granada en un partido ante el Córdoba. A. J. GONZÁLEZ

La victoria ante el Getafe, un club que aspira seriamente a meterse en Liga de Campeones, hizo saltar la euforia en Los Cármenes. En ese partido Vico salió en la segunda parte y su desequilibrio fue importante para que Carlos Fernández lograse un doblete que dio la vuelta al marcador. Ahora, con 42 puntos, la cifra soñada por cualquier recién ascendido y que ha conseguido con nueve jornadas de adelanto, el equipo de La Alhambra no quiere despegar los pies del suelo. Partido a partido es la máxima de su técnico, Diego Martínez, que ya sabe lo que es liderar la tabla.

Diego Martínez la echa al suelo

Precisamente lo consiguió en la jornada 10, después de vencer en casa al Betis. Seis victorias y dos empates que llevaron al cuadro nazarí a lograr 20 puntos y el primer puesto del campeonato. Ahora, a falta de 10 jornadas para el final, Vico tiene la tranquilidad de militar en un equipo bien asentado en Primera y con aspiraciones de algo más.

"Entiendo que desde la afición y los medios haya ese mirar a otro lado. Nosotros no lo hemos hecho nunca y nos ha ido muy bien", dijo tras el empate en el Villamarín sobre la posibilidad de que su equipo, actualmente octavo clasificado, pueda optar a la séptima plaza que daría acceso a Liga Europa.

Más polivalente y centrado

El cordobés Vico se ha adaptado a las mil maravillas al esquema de uno de los entrenadores de moda. Bien actuando en banda izquierda o en la mediapunta, sus dos posiciones predilectas. O jugando algo más retrasado en un trivote, como anoche, cuando acompañó a Eteki y Azeez. Buena apuesta de Diego Martínez para ganarle al centro del campo del Betis. Robo de Azeez en campo contrario y tres jugadores como balas para que acabe marcando Carlos Fernández el 0-1.

Vico celebra un gol con el Granada. LALIGA

Fede Vico se siente cómodo en un fútbol de mucho trabajo y sacrificio en defensa y de salidas rápidas del balón cuando se le arrebata al rival y se tienen opciones de percutir por sus huecos. La dura competencia en las alas del equipo nazarí (Puertas, Machís, el ahora lesionado Vadillo) han llevado a Vico a centrar algo su posición.

Acostumbrado a jugar en banda zurda e incluso en el lateral si hacía falta en el Córdoba, ahora se siente cómodo jugando entre líneas por el centro y con el acompañamiento de algún jugador más físico que le guarde las espaldas. Precisamente en El Arcángel marcó hace un año el 1-2 definitivo de un Granada que andaba como un cohete ante un equipo blanquiverde desahuciado. Pidió perdón a la grada. Otro hijo pródigo que encuentra lejos de El Arcángel la gloria que aquí le fue negada.