Rafa Navarro (Córdoba, 1972) vuelve a los banquillos. El Atlético Porcuna, club que militó la pasada temporada en el Grupo 9 de la Tercera División -salvándose del descenso por la decisión de la RFEF de suprimirlos por la crisis del coronavirus- ha anunciado de manera oficial el acuerdo con el cordobés. Navarro sustituye a Paco Ortiz y regresará así a una actividad que se interrumpió después del descenso del Córdoba CF a Segunda B.

Su mayor éxito como entrenador lo tuvo en las filas del Atlético Espeleño, el club de fútbol de una modesta población de poco menos de 2.500 habitantes, al que llegó en 2013. El equipo estaba en Primera Andaluza y lo convirtió en uno de los punteros, para terminar protagonizando un histórico ascenso a Tercera División en la campaña 15-16. El techo lo volvió a romper en el curso siguiente llevando al conjunto del Guadiato a un séptimo puesto en el grupo 10. Después de cerrar la permanencia en la 17-18, se marchó del Espeleño tras un lustro formidable.

Su carrera como técnico, tras retirarse como futbolista, la inició en labores de segundo con Pineda en el equipo del Córdoba CF de Liga Nacional y después cogió el cadete B. Promocionó hasta el conjunto de Liga Nacional Juvenil y estuvo ayudando en la coordinación de categorías base a Iñaki López Murga. Cuando llegó Carlos González fue uno de los técnicos despedidos. Se enroló entonces en el Séneca, el eterno rival deportivo de los cordobesistas, para llegar a los juveniles de División de Honor en la 12-13, pero no estuvo demasiado tiempo en la entidad que preside Manolín Cuesta.

Después de los cinco años en Espeleño volvió al Córdoba para trabajar en la cantera al lado de Rafa Herrerías. La directiva de Jesús León le encomendó las riendas del primer equipo en la temporada 18-19 en Segunda, tras el paso por el cargo de José Ramón Sandoval y Curro Torres. El equipo no reaccionó y terminó descendido a falta de varias jornadas. León prometió entonces a Navarro un puesto dentro del organigrama en agradecimiento a su esfuerzo y dedicación, pero nunca llegó.