Metido en casa, dándole vueltas a una situación que sobrapasa todo lo imaginable y soñando, como puede, en el momento en que pueda volver a hacer lo suyo: boxear. "Sin contacto, ¿cómo lo haces?", dice Nacho Ramos, conocido como El Calorro, una referencia en el pugilismo para personas con discapacidad. A sus 34 años, este catalán de nacimiento y cordobés de sangre y adopción -reside en Valenzuela- pasa el periodo de confinamiento "como todos", un poco "agobiado por el encierro" pero consciente de que "es lo que toca hacer".

"Mi madre sale una vez a la semana a comprar", relata, y apunta que tienen "la suerte de que el Ayuntamiento está haciendo una gran labor, porque recogen la basura, van a las casas...". Las rutinas de Ramos se han roto por completo. "Salía todos los días a las siete de la mañana para ir a Córdoba a entrenar, pero ahora tengo que apañarme aquí", dice.

En un deporte como el suyo, la soledad se hace aún más dañina."Se hace complicado, no es igual que entrenar con tus compañeros, que te aportan el extra de ganas y de motivación y tienes al entrenador para enseñarte", indica. "Tampoco tienes los materiales; aquí me falta el saco, por ejemplo", subraya El Calorro.

Nacho Ramos fue designado como cabeza visible del Comité de Boxeo Adaptado Español (CBAE), que recientemente celebró en Murcia su I Congreso Nacional. "Tenemos planes para que este deporte se implante en nuestro país y la idea es que pueda haber ya alguna competición de boxeo adaptado en 2021", dice el púgil, quien admite que todo dependerá de cómo evolucione la pandemia del covid-19.

La crisis sanitaria asestará un golpe durísimo al deporte del boxeo. "Tardarán muchísimo en recuperarse las grandes veladas", manifiesta. Especialmente preocupante le parece la situación en la que quedarán los lugares donde se entrena. Qué precauciones habrá que tomar, qué estará o no permitido... "Veremos cuando se abran los gimnasios y si le gente va a entrenar, porque es un deporte de contacto y necesitas compañeros, manoplas... Costará mucho recuperar la normalidad", dice.

Nacho Ramos, que padece una enfermedad rara -la artogriposis degenerativa, que debilita los músculos y las articulaciones-, cree que esta pandemia mundial "cambiará nuestras formas", porque "todo el mundo tendrá que ir con mascarilla" y "no vamos a poder abrazarnos con nadie". "Si tienes que mantener una distancia de dos metros, pues a ver cómo vas a plantear un combate de boxeo...", dice con resignación.

"Yo pienso que todo esto nos va a unir más y saldrá algo bonito", concluye con un toque de optimismo Nacho Ramos, un luchador que desde el deporte sigue empeñado en abrir caminos para quienes sufren algún tipo de discapacidad.