Vinculado al mundo del deporte desde todas las áreas -jugador, entrenador, gestor...-, Antonio Arellano Berni (Córdoba, 1972) es uno de los grandes referentes locales. Esta temporada comenzó a ejercer como coordinador de deportes en el colegio Salesianos -en el que estudió y se proyectó como jugador-, una labor que se unió a otras como la dirección de actividades en el colegio Las Esclavas, la coordinación del servicio de Deportes de la Universidad Loyola o su trabajo en las selecciones nacionales de fútbol sala para personas sordas, con las que ha logrado títulos europeos.

¿Cómo lleva el confinamiento una persona con ese nivel de actividad? "Intentamos seguir teletrabajando, aunque en deporte es complicado", admite Arellano, quien en estos días de enclaustramiento domiciliario se ha marcado el reto de "mantener ilusionados a los niños con retos, actividades y juegos", siempre "en contacto por los grupos de whatsapp" y acompañándoles para que "vean que el club sigue ahí".

La estrategia en la Universidad Loyola es algo distinta con respecto a la de los chavales de los colegios. "Ahí seguimos trabajando sesiones físicas en directo con ejercicio de mantenimiento, yoga... Se trata de seguir activos y sentir que estamos unos al lado de otros", explica.

La sensación de incertidumbre es, para Antonio Arellano, una de las variables más complejas que se tendrá que manejar en el futuro. "Creíamos que iba a ser más corto y no sabemos cuándo se va a volver y, sobre todo, cómo va a ser todo después de esto", ya que la crisis "tendrá consecuencias económicas evidentes" porque "ha habido un parón de las actividades". "Habrá que ver qué hacen las instituciones y si se suspenden eventos, que parece que va a ser así", apunta.

Las exigentes normas de comportamiento que conlleva la pandemia se hacen "difíciles", aunque "se está viendo un gran comportamiento por parte de los ciudadanos", resalta Arellano, que considera que las medidas de higiene, de distancia de seguridad y otros protocolos sanitarios se harán "habituales en nuestra vida". Eso sí, cree que los patrones de relación social no se van a alterar porque "es difícil cambiar cómo somos". "Sí va a haber al principio reticencias al saludarse, abrazarse, besarse... Es muy duro, pero conforme vaya avanzando el tiempo volveremos a la normalidad", reflexiona.

Según Arellano, "se volverá a salir a la calle" y "regresarán las bullas y el trato cercano" cuando "se consiga una solución y una vacuna para la enfermedad".

"Espero que podamos arrancar el curso que viene de manera normalizada en los colegios", donde se tendrán que llevar a cabo "medidas de higiene reforzadas". "Soy optimista y confío en que todo esto quedará como un mal sueño", dice Arellano, que aconseja no perder el contacto con la actividad física a pesar del confinamiento. "Tenemos que ser positivos, cada cual desde la posición que le corresponda, unos en la calle y otros en casa, y siempre cumpliendo las normas", indica.