José Miguel Ortega es técnico en Emergencias Sanitarias. «Me saqué la titulación, me especialicé y conduzco una ambulancia», comenta el que fuera central del Córdoba CF desde los últimos años de los 80 y hasta finales de los 90. Más de 230 partidos oficiales con la elástica blanquiverde y nada menos que cuatro liguillas de ascenso a Segunda División A. Todas infructuosas. Algunas frustrantes. De hecho, uno de los comentarios durante la charla se refiere a aquella de 1991, la primera, la que voló en El Arcángel ante el Racing de Santander, la que acaba de recordar al consultar el diario. «No lo digo como aficionado, porque quizás un espectador, un seguidor en la grada, puede percibir las cosas como más exageradas», avisa el que fuera defensa blanquiverde, «sino como jugador y te digo que como futbolista es de los partidos en los que más he sentido esa injusticia, esa sensación de que no te estaban dejando realizar tu trabajo». Salinas Romero fue el que no le permitió a él y al resto del conjunto cordobesista realizar su trabajo y eso aún se guarda en la memoria. «Fíjate los años que han pasado desde que ocurrió, pues sigo teniendo esa misma sensación. De hecho», revela Ortega, «tanto yo mismo como los que jugamos aquel partido, siempre hemos hablado de eso: que no nos dejaron», ya que a su juicio «era un buen año para haber recuperado la categoría y el equipo se lo merecía».

Momentos difíciles

Ortega se encuentra ahora en un receso en su trabajo sanitario y es claro al asegurar que «creo que la sociedad ha estado por encima de la política. A leguas. Veo a la gente mentalizada, colaborativa, respetándose unos a otros, sobre todo, por el miedo al virus, pero la mayoría de las personas que yo veo a diario han sabido reaccionar y acometer las instrucciones que les han ido dando, las recomendaciones, todo», comenta el exjugador del Córdoba CF, que tiene la percepción de que «no estábamos preparados, en principio, para afrontar esto y hemos tenido que ir adaptándonos a la situación, una situación complicada», reconoce.

Ortega reconoce que en estas últimas semanas ha habido momentos especialmente difíciles en lo personal, en su día a día laboral, imágenes o instantes en los que el trabajo queda en segundo plano y la persona percibe imágenes especialmente delicadas. «Sí, sobre todo cuando se trata con personas más vulnerables, por ejemplo, personas mayores. O con niños. Cuando hay algo que afecta a esos colectivos, quieras o no, pues tienes familia, abuelos, hijos y, aunque te metes en la situación por tu profesión, la verdad es que estás más sensible con esos colectivos».

"Todos han puesto de su parte"

También se ha encontrado con la otra cara de la moneda, la de la insolidaridad o la irresponsabilidad, pero Ortega explica que «bueno, siempre hay alguien que se sale del camino, pero creo que en el 90% de los casos, la gente se ha mentalizado, se ha dado cuenta de que esta es una realidad, de que con esto la gente muere y todos han puesto de su parte», algo que remarca de manera especial. Además, señala el grado de solidaridad alto que ha percibido en estos últimos tiempos. «Precisamente nosotros estamos colaborando en el reparto de las pantallas protectoras, que tanta falta hacían, y te das cuenta de que hay empresas que donan acetato, otros chavales aportan sus impresoras, otras personas hacen los agujeros, otros aportan las gomas, es algo increíble», reconoce. Asimismo, «las mascarillas de tela donadas por gente anónima… La gente se ha volcado y, aparte de cumplir órdenes y recomendaciones, ves cómo colaboran unos con otros. Esa es la parte bonita», recalca el exjugador del Córdoba CF, porque también hay «una parte fea: personas a las que en unos casos ves tristeza y miedo en sus caras, incertidumbre porque tienen síntomas y que mantienen esa incertidumbre hasta que van al hospital y se lo descartan».

También hay que hablar de fútbol. Ortega cree que «ahora mismo no» deberían regresar los partidos. «Entiendo que haya personas que quieran que salga esto, que se vuelva a la normalidad, que es lo que todo el mundo desea, porque aparte de intereses personales o económicos también es que es un entretenimiento, una vía de escape, una ilusión», pero el que fuera defensa del Córdoba CF opina que «ahora mismo lo primero, sobre todo en el sector que trabajo, es la vida». Por ello, apela a que «cuando se garanticen esas prioridades habrá que adaptarse poco a poco pero debe haber un grado». Además, Ortega no olvida que los futbolistas son personas y «entiendo que los jugadores miren por su salud primero, y luego, a competir». Eso sí, él reconoce que «competir a puerta cerrada es algo descafeinado», pero entiende que «hay intereses por parte de las televisiones, aunque para el profesional que está en el césped es un riesgo y yo, la motivación de jugar sin público, no la entiendo».

Demasiada inestabilidad

Finalmente, hay que hablar sobre el actual Córdoba CF. «Desde que me retiré no estoy tan encima, por mi trabajo, entre el trabajo y la familia pues estoy más centrado en estas cosas, pero en los tres últimos años se percibía un descontrol total y eso se refleja en las plantillas, a la hora de confeccionarlas», porque cree que «a la hora de jugar, los equipos no terminaban de enganchar con el público». Ortega cree que esa inestabilidad ha afectado a la confección de las plantillas y que «no se ha conectado con el sentimiento del Córdoba CF, creo que eso ha generado frialdad» por parte de los seguidores. «Han conseguido que vaya más gente, pero con menos convicción y menos sentimiento, creo yo», lo que derivó en que «el equipo no dio los resultados que se esperaban y se llega al desánimo, a la desilusión. Con esa incertidumbre que ha habido arriba se ha transmitido hacia abajo», algo que desea que termine ahora en esta nueva etapa, que a él le ha tocado vivir dentro de una ambulancia, en primera línea de defensa contra la pandemia del coronavirus.