Con el baloncesto como eje argumental de su rutina diaria, Rafael Sanz Armada (Córdoba, 1976) vive el confinamiento por la pandemia del covid-19 con "teletrabajo" y procurando "estar con mi hija más tiempo", aunque sin olvidarse de "investigar". El entrenador cordobés, que en la actualidad forma parte del cuadro técnico de la Federación Andaluza de Baloncesto (FAB), considera que esta crisis sanitaria tendrá sus efectos sobre el mundo del deporte.

“A nivel de recursos económicos es muy posible porque habrá otras prioridades, pero si hacemos del deporte un vehículo educativo, probablemente sea un recurso muy necesario y encontremos una salida", explica Sanz, quien incide en el factor instructivo para subrayar que el deporte "tiene valores muy útiles para estas situaciones, pero hay que tener vocación pedagógica para cultivarlo”.

El golpe del coronavirus, con su facilidad de contagio y su especial incidencia en el colectivo de personas mayores, está provocando un cambio en los usos sociales que, lejos de ser transitorio, podría prolongarse en el tiempo. Sanz opina que esta pandemia cambiará "sin duda" el modo en que nos relacionamos. "Yo creo es un cambio estructural y no una coyuntura que pasará", dice el técnico cordobés, que figura entre los históricos de las competiciones FEB al ser uno de los que más partidos ha dirigido.

Para Sanz, "el valor de lo cercano gana enteros". "Esto nos hará valorar más y mejor lo próximo. La globalización nos ha restado auntenticidad y cosificado, pero al final, la farmacia de la esquina y la tienda de al lado están cuando les necesitamos. Y así con todo”, reflexiona.

¿Y el baloncesto, qué? “Cada vez hay menos puestos profesionales, el amateurismo ha ganado mucho espacio, el conocimiento debería estar más valorado pero hay un realce del envoltorio por encima de la esencia", manifiesta. Sí ve un resquicio para el progreso si se da un cambio de foco. "El baloncesto tiene una oportunidad de oro si es entendido como escuela de vida, si es como simple opción recreativa seremos uno más”, afirma.

En estos tiempos difíciles, Sanz aconseja “no opinar de opiniones, tratarse la pantallitis aprendiendo a desconectar y no desear tantos imposibles, que tanto estrés e infelicidad crean”.