El cordobés Bernardo Cruz tiene hoy por hoy como entrenador a otro nombre conocido por la afición del Córdoba CF, Luis Miguel Carrión, que dirige al Numancia de Soria, una ciudad especialmente castigada por la pandemia del coronavirus. Bernardo relata su día a día y se encuentra absolutamente concienciado de la necesidad de quedarse en casa. Tiempo habrá para analizar todo cuando la tormenta pase.

-¿Cómo lleva el día a día?

-A nivel personal, con mi pareja, tenemos una rutina muy marcada. El tener buenos hábitos nos hace el día a día más llevadero. Lo tenemos muy esquematizado y las rutinas nos permiten llevarlo de buena manera. Somos deportistas los dos, a veces combinamos y lo hacemos juntos y aprovechando también para entrenar en pareja, que pocas veces es habitual. Respecto al equipo, pues por la mañana, sobre las diez, nos envían el trabajo del día y nosotros enviamos un feedback de cómo hemos pasado el día anterior, una encuesta con la carga de trabajo, si tenemos molestias, si dormimos bien y una de las cosas más importantes, que es el peso. Enviamos el peso del día y así es una manera de tener una disciplina a nivel independiente. Empezamos el entrenamiento sobre las 10.30 u 11.00 horas, siguiendo el patrón que nos manda el preparador físico. Lo más difícil algunos días es arrancar a nivel mental. También adaptándonos en el piso como se puede. Pero siendo también agradecidos, porque vivimos en un buen piso, tenemos espacio relativamente para entrenar y poder adaptar los espacios. Eso sí, sin quejas, porque hay otras personas en este país que viven en condiciones mucho peores y conviviendo varias personas, familiares, en el mismo piso, por lo que estoy agradecido por poder entrenar aquí y, al ser dos, no tenemos muchos problemas, porque hay personas que lo están pasando bastante mal.

-Y comunicándose todos los días con su gente.

-Sí. Esa es otra de las rutinas que tenemos estipuladas. El aperitivo o por la tarde-noche, una tapa con Fran y su familia y, por las mañanas, el desayuno solemos compartirlo con mis padres, todos los días, que están en Córdoba.

-¿Cree que se tendrá que hacer pretemporada cuando se regrese?

-Sí, porque el trabajo autónomo que tenemos es una manera de prevención y de mantenerte en un estado de forma lo más cerca del óptimo. Siendo conscientes de que la capacidad física se va a ver reducida en un nivel importante. Sería de sentido común adaptar los entrenos e incorporarnos a la competición de forma progresiva. No tiene sentido salir a la calle y empezar a competir. El riesgo no ya solo es de lesión, sino de otros factores que pueden influir a nivel cardíaco. Pasar de cero a cien… Deberíamos emplear el sentido común como en otros niveles: el confinamiento, al hacer la compra no ser avaricioso y no entrar en miedo y sobreabastecerte… Cuando recomencemos la jornada laboral, sean deportistas profesionales o teletrabajadores, se necesita un periodo de adaptación para volver a nuestra vida normal.

-¿Percibe también el vuelco que ha dado la vida de la gente?

-Ninguna generación viva ha pasado por algo semejante, casi ni se acerca. Nosotros, los más jóvenes, tenemos las nuevas tecnologías, que nos ofrecen mil y una ocupaciones. Si antes no las soltábamos, ahora las tenemos para poder evadirnos. Pero las personas mayores y dependientes deben ser un ejemplo para nosotros. Sobre todo ahora, antes también, pero la capacidad que tienen ahora mismo… Viven solas. En este confinamiento, los jóvenes deberíamos buscar la motivación o el compromiso por los mayores. Mi compromiso es a nivel personal: le pongo caras y nombres a las personas por las que no salgo. Si incumplo lo que me dicen estoy fallando a personas de mi círculo que son más vulnerables, por lo que me crea más compromiso hacia ellos. Lo tenemos que hacer por ellos.

-¿Qué es lo que más le ha impresionado en estos días?

-El silencio. Y darnos cuenta de lo mucho que necesitamos de la relaciones humanas. Esas dos cosas son las que más me han llamado la atención. El silencio en las calles y lo mucho que está acostumbrado el ser humano al roce personal. Antes pasaba desapercibido y ahora vas a comprar algo e intercambias dos o tres frases y es como una bombona de oxígeno. Son muy importantes las relaciones humanas en la vida y ahora que no las tienes, pues las valoras.

-¿Cree que se deben disputar las jornadas que restan de Liga?

-Creo que es algo justo que lo que ganes o pierdas sea en el campo. La justicia en el deporte tiene que pasar por ahí. Pero no veo que se tenga que reanudar a cualquier precio, porque hay miles de personas que han fallecido sin una mano que les acompañe. Todos hemos tenido algún conocido, y si no lo tendremos cuando esto termine, que haya tenido que sufrir y pasar por una muerte tan cruel, sin una mano que le acompañe. Por respeto a todas las personas que no están con nosotros… Para mí el deporte ha pasado a un segundo plano. Es justo que en el fútbol ganes o pierdas en el campo, pero no a cualquier precio.

-Ahí, en Soria, está siendo especialmente difícil la situación.

-Aquí me encuentro bien. Es una ciudad pequeña, la gente es súper educada, valoran el hecho de tener un equipo en Segunda, en el fútbol profesional, tantos años. Es un club serio, que está haciendo las cosas bien muchos años y eso no es casualidad. Y por parte del club es verdad que han puesto de su parte en todo lo que han tenido, proporcionando material para que estemos en las mejores condiciones físicas y reanudar la competición lo antes posible. Se han preocupado de que tengamos todos los medios necesario para ello y hacen un seguimiento personal que está a la altura del club y de la categoría en la que estamos.

-En la capital y en la provincia sí que la cosa está delicada.

-La situación aquí está muy delicada, porque a nivel de población y de contagio está siendo muy fuerte, porque es una población muy pequeña y la edad media es la más alta de España. Está teniendo repercusiones graves y por eso el alcalde lanzó ese mensaje, porque se necesita ayuda y, sobre todo, creo que han mandado a los sanitarios a la guerra con pistolas de goma. Y eso es una auténtica barbaridad, que teniendo países como China o Italia, que han sido un poco nuestro espejo, no hayamos tenido esa capacidad previsora que tanto estamos lamentando. Pero ahora no hay que apagar el fuego con gasolina y hay que aportar de nuestra parte. Todos los ciudadanos podemos aportar algo y cuando alguien se equivoca… Cuando nos equivocamos en nuestro trabajo pues creo que hay que tener dignidad y humanidad para dar un paso al frente. Esperemos que los que nos gobiernan también lo hagan, como lo haríamos cualquier trabajador en nuestra empresa: entonar el mea culpa en el aspecto de en qué hemos fallado.