Son 140 pasos. Los tiene contados. Recorrer ese trayecto -bajo el techo del hogar, sin otra opción- forma parte de la rutina diaria de Rafael Campanero, que vive la crisis del coronavirus con la misma perplejidad que la mayoría. "Jamás podía pensar que iba a vivir algo así", confiesa el presidente de honor y socio número 1 del Córdoba CF. Y ya ha pasado lo suyo. Va por los 94 años. "Quién me lo iba a decir", apunta con cierta sorna un legendario hombre de fútbol, que confiesa que se siente "bien" y que tiene más temor "por la familia". "Esta enfermedad no sabes por dónde te puede salir y yo siento más inquietud por mis hijos, nis nietos... Por mí no, tengo ya muchos años", recalca.

Campanero ha dicho adiós a sus paseos matinales por el centro. Su día a día está marcado por las circunstancias. "No me falta el ejercicio y procuro llenar el tiempo manteniendo el contacto con la familia y los amigos", explica el longevo rector blanquiverde, que perdió a su esposa Rosario hace unos meses después de siete décadas de convivencia. Ahora tiene su principal apoyo en sus hijos. "Estamos cerca, nos vemos si podemos y hablamos continuamente", dice. Todo el día con el móvil en la mano.

"Estoy en contacto con mucha de la gente que he conocido en el fútbol en todas mis épocas, nos hablamos para ver cómo llevamos toda esta situación cada uno en su casa", relata Campanero, quien confiesa toda esta crisis sanitaria le está "dando más ganas" de poder recuperar la "vida normal de siempre", porque "cuando no tienes ese contacto con las personas es cuando más lo echas de menos".

A Campanero le asombra la disciplina con que la sociedad española ha afrontado el estado de cuarentena por el coronavirus. "La población se está portando fenomenal, con mucha conciencia de la gravedad de lo que está pasando", dice, alabando "la capacidad de las familias para estar juntas tantos días, además con los nenes que son más inquietos y necesitan actividad". Para Campanero, este estado de emergencia sanitaria es "una prueba para toda la sociedad" porque "cuando hay catástrofes y calamidades es cuando sale el lado más humano de las personas, nuestra capacidad para ponernos en el lugar del otro y entender que todos dependemos de todos; nadie es más que nadie cuando se trata de una epidemia como la que desgraciadamente estamos viendo en España y en todo el mundo".

El empresario se muestra especialmente intranquilo por las repercusiones que esta crisis puede tener en la economía mundial, que serán "bárbaras" porque hay sectores que se han paralizado por completo. "Eso es algo que está sucediendo ya y ante lo que se deben poner medidas por parte de los responsables políticos del país. No es algo que se pueda elegir: las circunstancias son excepcionales y exigen una respuesta decidida, porque si no es así vamos a pasarlo muy mal", advierte.

¿Y del fútbol qué? Campanero fue presidente del Córdoba en Primera, en Segunda, en Segunda B y en Tercera. No existe caso igual en la historia del fútbol español. Es el socio número uno y el eje sobre el que ha ido girando la turbulenta existencia de una entidad deportiva singular, que ahora atraviesa por unos momentos particularmente complejos. "No sabemos qué va a pasar en el futuro, pero sí tengo claro que esté donde esté, con unos o con otros, el Córdoba CF no va a desaparecer nunca", deja claro Campanero, que insiste en que el fútbol "es secundario ahora" porque "lo primero es que la emergencia sanitaria se termine del mejor modo posible".

"Espero que pronto podamos reunirnos todos en El Arcángel con nuestro Córdoba, será la mejor señal", asegura Campanero, que desde su confinamiento domiciliario vive, entre llamadas telefónicas y recuerdos, unas circunstancias que le parecen "increíbles", como "de película". Este será otro domingo sin fútbol. "Todo esto pasará", dice.