Suele decirse que cuando uno realiza una labor que le gusta con pasión, la sonrisa no se le quita del rostro. Es precisamente lo que le ocurre a Rafa Moreno, una de las figuras más representativas del balonmano en Córdoba y que ha formado parte de muchos momentos para la historia. Desde sus primeros pasos en el Club Deportivo La Salle hasta liderar a un Adesal lanzado, el técnico ha vivido las dos caras de este deporte. Actualmente, rozando la fase de ascenso a la Liga Guerreras Iberdrola, lo único que le inquieta es el factor extradeportivo. Y es que las subvenciones del Instituto Municipal de Deportes siguen sin pagarse, un duro revés que no merma a una plantilla al alza.

- Hablar de balonmano en esta ciudad resulta muy complicado sin sacar a relucir su nombre. ¿Cómo fueron sus inicios en el 40x20?

- Comencé en el CD La Salle como mero aficionado, después jugador y a partir de ahí entrené en la cantera hasta dirigir al senior. Allí fue cuando surgió la posibilidad de ingresar en el Córdoba de Balonmano, entonces Cajasur, para llevar su equipo juvenil federado en la primera liga autonómica andaluza. Se abrió una trayectoria donde formé parte del División de Honor Plata dos años. A continuación hice la maleta y estuve en otros clubes como el Pedro Alonso Niño de Huelva o en La Concepción de Madrid. Al final arribé a clubes de categoría nacional de Córdoba provincia como Prasa Pozoblanco y ARS Palma del Río, con ascenso a División de Honor Plata. De ahí recalé por necesidad del guion, como actualmente también, en el equipo senior de Adesal en dos etapas diferentes.

- Adesal marcó un antes y un después en su carrera, ¿qué recuerda de la primera época?

- Pudimos arrancar gracias a la generación de juveniles que salía. Con la ayuda municipal, ya que se empezaba a apostar por la mujer en el deporte, conseguimos traernos distintas fases de ascenso a Córdoba y el equipo ascendió y se convirtió en campeón de División de Honor Plata en 2013. Fueron años maravillosos donde se consiguió algo muy difícil. Posteriormente pasamos otro par de temporadas en la máxima categoría y comprendimos que hay que tener algo más para estar en el máximo nivel. Actualmente ese algo más se tiene asumido desde el punto de vista de las instituciones y clubes. Da gusto ver, por ejemplo, el apoyo que recibe el Córdoba Patrimonio de la Humanidad. Es un paso que enseña a los demás, y a las propias instituciones, el apoyo que se necesita para la élite.

- Más tarde optó por dar un paso al lado en el banquillo del primer equipo, pero siguió dedicándose a este deporte.

- Seguimos entrenando en las categorías base. Con el juvenil de Adesal se consiguió acceder por primera vez a un campeonato de España y en el mismo quedamos quintas. Además, nos convertimos en el único conjunto capaz de vencer al Elche, el campeón de España.

- Comentaba que retornó por “necesidad del guion”. ¿No había otras vías posibles?

- Sí, había más opciones para el banquillo. No obstante, barajamos el hecho de darle oportunidad y notoriedad a las jugadoras que provenían del juvenil. Así pues, la mejor opción era darle el puesto a aquel que conociera todas las posibilidades de la cantera y era yo. Se podría decir que teníamos una especie de garantía de que esas chicas seguirían hacia adelante con mayor seguridad.

- El presente curso está siendo más que destacado. ¿Se imaginaba al principio un escenario parecido?

- No, realmente no. Aspirábamos a hacer un bloque competitivo, pero no que fuésemos en primera posición de esta manera. Sí buscaba que resultara complicado ganarnos. Estoy muy contento porque supone que hemos acertado a la hora de confeccionar la plantilla, de apostar por nuestras jóvenes de la cantera y comprobar que el grupo cada vez va a más. Es una gran satisfacción que salgan las cosas bien. Los fichajes también salieron redondos, por lo que no se puede encajar mejor esas fichas en el puzle y hasta ahora ha salido todo perfecto.

- ¿Dónde reside la clave de este vestuario?

- Pues sinceramente en la mezcla de todo ello. El conocimiento de la importancia y valor que tengo de las jóvenes, la suerte que hemos tenido en la aportación de las jugadoras venidas de fuera y que hemos logrado un avance, desde mi punto de vista, a nivel físico. Las chicas están subiendo cada vez más su nivel y dando lo mejor que se ha podido ver en muchas de ellas.

- ¿Considera que el alto nivel de la entidad en todas esas parcelas ha sorprendido al resto de rivales?

- Ya había sorprendido que internacionales como Gleinys Reyes o Camila Bonazzola llegaran al club. Es una buena referencia o un buen indicador de la imagen que se tenía de Adesal. Es verdad que otras piezas que, en principio, no tenían por qué parecer están haciendo una campaña extraordinaria como Lucía Vacas o Alba González. Son jugadoras que están llegando a un nivel de máxima categoría.

- Es inevitable preguntarle por las subvenciones de Instituto Municipal de Deportes. ¿En qué punto se encuentra el asunto? Su presidente, Manuel Torrejimeno, anunció que se irían realizando los primeros pagos atrasados hace unas semanas.

- Esperándolas estamos y muy deseosos de que se desatasque el tema. Hemos pasado un desierto de dos o tres años y parece que el oasis está aquí ya. Quedan dos pasitos, pero a ver si somos capaces de llegar y no morir en la orilla.

- ¿Qué supone para Adesal la ausencia de esos ingresos?

- Tenemos el apoyo, la promesa y la relación contractual de las tres instituciones. Tanto Diputación como la Junta de Andalucía van año por año dando su aportación. Es cierto que somos conocedores del atasco en IMDECO de estos años. Subvenciones que se pierden y que no han llegado provocan ya tres años de sequía. Eso seguro que ha traído daños colaterales, ya sea en forma de préstamos personales, deudas o empresas que siguen esperando. Como decía, vemos el oasis, pero nos quedan cinco metros para alcanzarlo y no queremos desfallecer.

- ¿Se puede repetir la historia con ascenso pese a esos factores?

- Está más cerca de lo que yo creía. El equipo va como una moto y hemos hecho lo más difícil, pero me da miedo todo lo que no es deportivo para llegar a ese día. No sé lo que puede ocurrir y repito que en lo deportivo no tengo dudas. Alrededor de lo extradeportivo no tengo ni idea, es una caja de bombas y no está en mi mano. Yo ya no tengo dinero y he pedido dos préstamos para llegar hasta aquí.

- ¿Cómo ha cambiado en estos años el balonmano femenino de la élite?

- Creo que, sobre todo, ha mejorado en el nivel organizativo de la categoría. Las plataformas generadas en esa división están más estructuradas. El seguimiento es muchísimo mayor y hay un partido televisado semanalmente. Lo que rodea federativamente hablando y publicitariamente es también mucho mayor. La Liga de Fútbol Profesional está mucho más potente ahora que cuando el Real Madrid de Uli Stielike. Es el cambio principal. Deportivamente hablando presenta un nivel muy similar a ese momento donde nosotros estábamos con el de ahora.

-¿Qué necesitaría Adesal para asentarse en Primera y con un proyecto de garantías?

- La ciudad de Córdoba, entre Adesal y el Córdoba de balonmano, garantiza la continuidad de gente joven y de calidad en lo que respecta al deporte. A nivel de experiencia, la tendríamos de gestión. El Córdoba Patrimonio, descienda o no, ya sabe lo que necesitaría para salir. Nos haría falta que presupuestariamente se nos garantizara una viabilidad y un soporte sin ser excesivo por lo que te he dicho con anterioridad, justo lo que le está ocurriendo al equipo de fútbol sala. Tienen jugadores de Córdoba por un tubo, a lo mejor no cuentan con la experiencia para la confección de equipos en la categoría porque es nuevo pero tiene una garantía, le ha conseguido el Ayuntamiento una garantía, un soporte. El Córdoba no va a tener a los jugadores impagados seguro.

- ¿Y de cuánto estaríamos hablando entonces?

- Como punto de partida, jugadoras jóvenes tendríamos. Si la media de División de Honor fuera de 100.000 euros, por poner una cifra, nosotros podríamos hacerlo con 90.000. Hay cantera de sobra y experiencia en saber lo que nos haría falta. No hay que fichar a 20, hay que traer a cuatro jugadoras de fuera y ya está. La otra vez ocurrió que ascendimos y no habíamos recibido el dinero. La mitad del equipo estaba con ganas de irse en Navidad. Si lo de cada temporada te lo pagan en verano, ya podrías tirar para adelante.