Josep Maria Bartomeu ha despedido a Ernesto Valverde y se pone en manos de Quique Setién, el técnico que ha pregonado siempre su mirada cruyffista que existía en la Liga española. La derrota en la Supercopa de España contra el Atlético ha agotado la paciencia del presidente del Barça, quien ha firmado un inesperado cambio en el banquillo. A los 61 años, le llega al técnico cántabro la oportunidad de su vida. El trabajo que siempre había soñado: entrenar al Barça y dirigir, además, a Messi.

Valverde, tras dirigir el primer entrenamiento desde Arabia Saudí, había sido citado a una reunión en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. Duró casi hora y media. Ahí Bartomeu le comunicó que dejaba de ser entrenador del Barça, a pesar de que tenía contrato hasta el 2021. Tanto Bartomeu como Eric Abidal, el secretario técnico, comparecerán este martes para dar la versión oficial del club.

En menos de 100 horas

En menos de 100 horas En el duelo del domingo ante el Granada (21.00 horas) ya se sentará Setién en el banquillo del Camp Nou, según ha podido saber este diario, tras unos cuatro días tumultuosos que han terminado con Valverde en la calle, mientras Bartomeu precipitó todo en menos de 100 horas. Desde la derrota en Yeda hasta la fulminante destitución del Txingurri con intentonas fallidas para reclutar a Xavi y Koeman.

Bartomeu intentó ser como Núñez, acabó siendo como Gaspart. Bartomeu buscó en una pirueta de última hora traer a Xavi para relevar a Valverde quitándole a la oposición uno de sus grandes activos. Xavi está vinculado desde hace meses a Víctor Font, el precandidato a la presidencia azulgrana. Quiso Bartomeu actuar como Núñez cuando en 1988 le robó a Cruyff al Grup D'Opinió Barcelonista (GOB).

Intentó ser el presidente que robó a Xavi a la oposición como Núñez en 1988, pero acabó siendo Gaspart, cuando quitó a Van Gaal y puso a Antic (2003)

Pero terminó siendo Gaspart, el último presidente que había despedido a un entrenador en el Camp Nou. Hace ya 17 años. Entonces, en enero del 2003, echó a Van Gaal y puso a Antic. Estaba el equipo a 20 puntos del líder de aquella época, la Real Sociedad. Luego, tras cinco meses en el Camp Nou, fue sustituido por Frank Rijkaard.

Ahora, Bartomeu ha echado a Valverde imitando la misma decisión que trazó en su día Ramón Mendoza, el presidente del Madrid, con, precisamente, Antic. Lo destituyó, incapaz de soportar la presión que ejercía Cruyff, y puso a Beenhakker para acabar perdiendo el equipo blanco la Liga en Tenerife en la última jornada ante el 'Dream Team'.

Pochettino cayó al final

Pochettino cayó al final La lista de candidatos a sucederle iba desde Pochettino, despedido por el Tottenham el pasado mes de noviembre y relevado por Mourinho, a García Pimienta, el técnico del Barça B, sin olvidar a Quique Setién, exentrenador del Betis. Ha sido este el elegido después de haber dirigido al Racing de Santander, Poli Ejido, selección de Guinea-Ecuatorial (apenas 1 partido), Logroñés, Lugo, Las Palmas y, finalmente, el club bético donde no pudo seguir por la presión popular en contra.

Ha sido, al final, la opción más cruyffista, encarnada en Setién, un técnico enamorado de la manera de jugar del Barça, mientras Pochettino, defendido por un sector de la junta por su mayor experiencia internacional, caía en las horas finales de la deliberación, regresando, de nuevo, al punto de partida del plan original, basado en las ideas de Johan. Es un integrista del método cruyffista, que ha observado siempre desde fuera del Camp Nou. Ahora estará dentro.

Despido en diferido

Despido en diferido Iba Valverde líder en la Liga, empatado a puntos con el Madrid, y estaba metido en los octavos de final de la Champions League, el Nápoles le esperaba el próximo 25 de febrero, cuando llegó la caída en la Supercopa. No imaginaba estar hoy en el paro, pagando, en diferido, eso sí, las dos dramáticas eliminaciones europeas ante Roma (2018) y Liverpool (2019). Bartomeu se ha llenado de razones para convertirse en el primer presidente que despide a un entrenador en el Camp Nou en los últimos 17 años.

Desde Gaspart ningún otro técnico había sido destituido. Ni Laporta, ni Rosell habían tomado medidas así. Bartomeu, sí. Bartomeu entiende que el equipo se estaba consumiendo de tal manera que necesita una inyección de autoestima y tomar medidas drásticas. Valverde, que había ganado dos Ligas en sus dos primeros años, además de una Copa del Rey y una Supercopa, asistió asombrado al desfile de posibles sucesores antes de que el club le comunicara la decisión.

Hace cinco años, Bartomeu echó a Zubi tras Anoeta y mantuvo a Luis Enrique; ahora destituye al Txingurri y mantiene a Abidal. "Me sabe muy mal, Ernesto no se merece esto", dijo Guardiola. "Las formas están siendo un poco feas, hay que tener respeto", denunció Iniesta. "Empatizo de maravilla con Ernesto, es uno de los mejores entrenadores que hay", recalcó Luis Enrique.

Pero todas esas voces externas fueron desoídas por el club en una decisión personal del presidente que compromete, además, su futuro inmediato, agotando como está su segundo y último mandato ya que no se puede volver a presentar.

El Barça quiso fichar primero a Xavi, pero recibió un no del excapitán. El club también quiso fichar luego a Koeman, al que llamó precipitadamente esta pasada semana, aún sabiendo que el holandés no podía aceptar esa proposición porque tiene que llevar a la selección de su país a la Eurocopa de este verano. Koeman también le dijo no a Bartomeu.

A pesar de la negativa de dos grandes símbolos del barcelonismo, el presidente tenía decidido prescindir de Valverde buscando un nuevo y desesperado giro a la política deportiva. Si hace cinco años, tras la crisis de Anoeta, prólogo del triplete del 2015, echó a Zubizarreta, el director deportivo, y mantuvo a Luis Enrique, ahora, tras la crisis interna de Yeda, Bartomeu despide a Valverde, mantiene a Abidal, secretario técnico y se pone en manos de Setién.