Más allá de la derrota, que frustró las esperanzas de pasar las Navidades en puestos de play off de ascenso, el Córdoba CF extrajo dos lecciones el pasado domingo ante el Marbella, un rival que a buen seguro peleará por meterse entre los cuatro primeros equipos del grupo IV a final de temporada.

En un duelo de poder a poder, táctico, equilibrado y con respeto por parte de ambos equipos, los blanquiverdes aprendieron que de nada sirve tener la pelota si falta mordiente arriba. Y, también, que cada error defensivo se paga muy caro cuando se trata de jugar ante un rival directo. Dos fallos atrás, dos goles y cero puntos.

El partido de El Arcángel tenía todos los ingredientes de duelo entre equipos llamados a pelear por todo esta campaña, y no defraudó. Ritmo alto en la presión, duelo de pizarras entre Agné y Cubillo y respeto entre ambos contendientes en la primera parte. Manel tuvo un cabezazo muy claro para inaugurar el marcador y Owusu gozó de otra clara ocasión en el área marbellí. Por lo demás, se jugó a lo que quiso el Marbella, bien plantado en su campo, sin renunciar a las contras y con dos puntas que fijaban muy bien a los centrales blanquiverdes y paralizaban, en sincronía con los centrocampistas azulinos, el juego elaborado desde atrás del Córdoba CF.

En la segunda parte el partido se desmelenó. El primer fallo defensivo, tildado de «grosero» por el propio entrenador local, Agné, le costó al Córdoba CF encajar el primer gol, obra de un Manel que demostró remate y mucho oficio en El Arcángel.

Cuando todo parecía indicar que el partido se ponía muy cuesta arriba, ante un Marbella que demostraba estar muy bien trabajado a nivel defensivo, llegó el gol de Owusu, que parecer haber aprendido que nadie es titular indiscutible en este equipo y se ha reenganchado. Ágil y menos chupón que en la primera fase de la temporada, marcó su quinto gol, que le confirma como pichichi blanquiverde. Cifra baja de todos modos, que evidencia la necesidad de fichar en enero para mejorar esa posición.

El Córdoba CF, espoleado como siempre por su hinchada, vivió sus mejores minutos desde el 1-1 del ghanés hasta el 1-2 marcado por Mustafá, tras un fallo en el despeje de Fidel Escobar. El extremo del Marbella no falló ante Becerra, cruzó el disparo e hizo imposible la estirada del guardameta catalán.

El resto del partido fue un quiero y no puedo de un Córdoba CF que, a empellones, acumulando hombres arriba y con más intención que juego efectivo, gozó de una clara ocasión que desperdició Fernández y de otra, aún más clara, de Sebas Moyano. El chaval de Villanueva del Duque había salido al campo a falta de diez minutos para el final y tuvo en su cabeza el empate, ya en el descuento. Pero cabeceó flojo y centrado, fácil para un Wilfred que atrapaba la pelota, lo que llevó al pitido final. Los tres puntos volaron de El Arcángel ante un rival directo como el Marbella. Este Córdoba CF debe mejorar su plantilla, especialmente de centro del campo hacia delante, si quiere pelear de verdad por el ascenso.