Caras serias, interrumpidas con alguna sonrisa, pero sobre todo mucha concentración e intensidad. La plantilla del Córdoba parece vivir ajena a toda la vorágine institucional que azota al club califal centrándose en el fútbol, tal y como ha afirmado Enrique Martín en más de una ocasión.

En una de las jornadas más tensas en el ámbito financiero, aún con la duda de si el equipo se inscribiría o no en la categoría, la calma parecía asentarse en el terreno de juego. La plantilla se entrenó con normalidad en la vuelta al trabajo, ya con la cabeza puesta en el partido del domingo ante el Recreativo Granada.

Enrique Martín sigue con su idea de la intensidad, y pretende que su equipo lo dé todo, incluso en los entrenamientos. Ayer fue uno de esos días en los que la plantilla parecía estar más centrada que nunca. La intensidad llevó a los choques, y en uno de esos lances, Fernando Román recibió un golpe en su tobillo diestro. Se retiró de la sesión con ostensibles gestos de dolor, aunque finalmente su esguince no es tan grave como apuntaba. Pudo salir por su propio pie de El Arcángel, y debería llegar sin problemas al estreno liguero del domingo.

Otro de los nombres propios de la sesión fue Sebastián Castro. El joven costarricense, que había estado realizando trabajo específico en el estadio durante los últimos días, se entrenó con el resto del grupo bajo las órdenes de Enrique Martín. El técnico cuenta con él como mediocentro, y esa fue la posición en la que jugó durante el partidillo propuesto por el cuerpo técnico.

No todo fue balón en la sesión, ya que como suele ser habitual en estas fechas, el apartado físico también tuvo mucho protagonismo. Tanto al inicio como al final del entrenamiento, Javier López Ramos, preparador físico, cogió las riendas de la plantilla con una serie de ejercicios que hicieron sudar a los jugadores.