El niño que no quisieron en Francia (hasta seis clubs lo rechazaron en su país antes de que Eric Olhats, un scouting de la Real Sociedad se lo llevara a Euskadi con apenas 13 años), ya es nuevo jugador del Barça. Antoine Griezmann abonó este viernes, a través de uno de sus abogados, la cláusula de rescisión, fijada en 120 millones de euros, para desvincularse del Atlético y firmar hasta el 2024, convertido en la estrella que mayor blindaje tiene en la plantilla azulgrana.

Más incluso que el propio Leo Messi. Al francés, de 28 años, el Barça le ha colocado una cláusula de salida de 800 millones, mientras la de Leo es de 700, doblando así la de los dos últimos fichajes que llegaron al Camp Nou para suplir la marcha de Neymar al París SG. Tanto Dembélé como Coutinho tienen marcado un precio de salida de 400.

"Mi padre me enseñó que los trenes no solo pasan una vez", ha dicho Griezmann en las redes sociales del club azulgrana. "Ha llegado el momento de aceptar un nuevo destino. "Al fin, nuestros caminos se unen. Defenderé la camiseta del Barça con toda mi entrega y compromiso. Es nuestro momento, este es nuestro camino", ha recalcado.

De príncipe a súbdito de Leo

Pudo llegar al Barça hace, precisamente, dos años, coincidiendo con la salida de Neymar. Pero entonces era demasiado caro. Pudo venir hace un año, pero tomó La Decisión de quedarse en el Atlético, convertido en el segundo jugador mejor pagado del planeta, seducido por la tentación de jugar la final de la Champions en el Metropolitano.

Meses más tarde, en marzo, según ha denunciado el club rojiblanco en un par de duros comunicados oficiales, se dio cuenta Griezmann de que se había equivocado. El Barça, como hizo en su día con Villa, Henry y Cesc, esperó un año para salirse con la suya, desatando la ira colchonera.

Y Antoine ha decidido ahora que le sale mejor dejar abandonada en Madrid su corona de Principito del Atlético para convertirse en súbdito del rey Messi en el Barça, un papel que ya realizó en su día Neymar durante cuatro años. Súbdito deportivo, necesitado como está el francés de engordar su palmarés más allá del Mundial que ganó en Rusia hace un año con la selección de Deschamps.

Un título de Liga en Segunda con la Real Sociedad (2010) y una Supercopa de España con el Atlético (2014) aparecen en su museo privado junto a la doble conquista del 2018 con el equipo de Simeone: Europa League y Supercopa de Europa.

Coutinho, cerca de salir

Poco, demasiado poco para una estrella que ha logrado colocarse, eso sí, dos veces (2016 y 18) como Balón de Bronce, sentado, y no metafóricamente, en la misma mesa que Messi y Cristiano, como él mismo reclamaba.

Ahora compartirá equipo con Leo, obligando a Valverde a encontrar ecosistemas tácticos adecuados donde las dos figuras se sientan realmente cómodos. Siempre bajo el gobierno de Messi, necesitado de nuevos socios para un ataque que tiraniza la Liga con autoridad, pero tropieza, una y otra vez, en Europa sin tener respuestas a catástrofes incomprensibles como las de Roma o Anfield.

Griezmann, a la espera de lo que suceda con Neymar, viene a dar juventud, dinamismo, polivalencia (puede jugar en la punta izquierda, la opción más sencilla para completar el tridente con Messi y Suárez, o de falso nueve, y, por supuesto, por el flanco derecho, la casa de Leo) y gol, mucho gol al Barça. Ha firmado 133 tantos en sus 257 partidos con la camiseta del Atlético.

Llega Antoine transformado en el segundo fichaje más caro de la historia del Barça, mientras el futuro del primero (Coutinho) se aleja cada vez más del Camp Nou. No ha encontrado su sitio el brasileño, melancólico en su fútbol, que se ha ido encogiendo a medida que pasaban los meses. Jugaba mejor al inicio que ahora, desperdiciando las numerosas oportunidades que le iba concediendo Valverde.

Recursos distintos

Con Griezmann y De Jong, el técnico inyecta todo lo que ha faltado al Barça en esta última temporada, sobre todo en la Champions. Con el francés se garantiza no tener que vivir exclusivamente de los goles de Messi, que se ha sentido huérfano de Luis Suárez en Europa. El último gol del uruguayo en Champions fuera del Camp Nou se remonta a septiembre del 2015. Con De Jong, además, gana el equipo control de los partidos, un detalle que se le había escapado, al tiempo que aprovechará del holandés ese desequilibrio y excelente conducción que tiene para que el balón le llegue mucho mejor a los delanteros. Se trata, por lo tanto, de crear nuevos escenarios para que los dos nuevos fichajes faciliten la vida a Messi y al Barça, claro.

Firma Griezmann por cinco temporadas, transformado en el jugador más valioso, según indica su cláusula, de la plantilla, obligado a resolver lo antes posible tres desafíos. El primero es su deseencuentro con la afición azulgrana después de que rechazara venir la pasada temporada con aquel polémico documental producido por Gerard Piqué a través del que la directiva azulgrana se enteró, tarde y mal, de que se quedaba en el Atlético. No se podrá calibrar tampoco la reacción del público porque mañana la presentación del francés será a puerta cerrada por el cambio del césped en el Camp Nou.

Tocará, por lo tanto, esperar al trofeo Joan Gamper el próximo 4 de agosto contra el Arsenal para ver a Griezmann vestido de azulgrana en su nuevo hogar porque el club, obligado porque se está replantando la hierba, ha diseñado una puesta en escena del francés idéntica a la de Neto, sin público. Muy diferente a la de Frenkie de Jong, que reunió a 20.000 personas en el Camp Nou la pasada semana.

Integrarse en el vestuario

El segundo reto al que se enfrenta Griezmann es encajar bien en el vestuario después de la negativa del verano pasado. Entonces, tanto Messi como Suárez se pronunciaron a favor de su fichaje abriéndole las puertas, algo que no ha ocurrido en estos meses. Falta por saber si el francés, que lleva más tiempo en España (15 años) que en su país conecta con ellos.

Le favorece tener alma uruguaya. Descubrió el mate con Carlos Bueno, su compañero en la Real y luego tampoco se despegó de la bombilla con Godin en Madrid, por lo que necesita entrar en el selecto círculo de Messi y Suárez, que viven alrededor de la bebida nacional de Uruguay. Y su buena relación con Piqué también le abrirá canales.

De la MSN a la MSG

De su química con ambos dependerá, y mucho, el éxito de Griezmann en el Camp Nou. Seducir primero al público resultará básico, pero mucho más convencer a las estrellas y adaptarse a un nuevo rol donde no es ni será el protagonista principal de la obra del Barça. El tercer desafío es fusionar su talento en un equipo que no dependerá en el plano ofensivo de Griezmann, como sí ocurría en el Atlético. Más cerca quizá de sus responsabilidades con Francia donde sí compartía el poder con la potencia salvaje de Mbappé. Este sábado llega a Barcelona, el domingo es presentado, el lunes se pone a trabajar y el 23 de julio debuta en Tokio contra el Chelsea. De la MSN (Messi-Suárez-Neymar) a la MSG (Messi-Suárez-Griezmann).