Camino a la final del Metropolitano, dos invitados de excepción en estas instancias de la Liga de Campeones brindaron un partido intenso, en el que el Ajax aportó la brillantez y el Tottenham el coraje. Entre un ritmo endiablado y la consciencia colectiva de la trascendencia del momento, los holandeses avasallaron en el primer tiempo al equipo de un Pochettino que reaccionó y aportó un hilo de vida al que sus jugadores se aferraron para pelear un empate que no llegó pero para mantener viva la eliminatoria para la vuelta.

Mutilado por las bajas en ataque, sin Kane ni Son, Pochettino se refugió en la única línea que tenía sana, la defensa, para empezar a construir desde ahí la alineación. Colocó tres centrales por detrás de Victor Wanyama, pero el Ajax, con su once de gala, el que media Europa ya recita de carrerilla, y su agresividad habitual, volatilizó el planteamiento local y obligó al técnico a reformular la propuesta para no naufragar en los primeros minutos de la eliminatoria.

Los dos equipos se encontraron más cómodos en la presión al contrario que en creación propia. La solución del Tottenham fue abusar de balones largos a Llorente, la de del Ajax fue más productiva, fue una acumulación ingente de jugadores en el centro del campo para crear superioridades constantes.

Ziyech y Tadic dieron un paso atrás para sumar soluciones, Neres aportó amplitud y desborde y el Ajax dio un paso adelante para adueñarse del balón y del partido, ante el creciente nerviosismo de un Tottenham que se empezó a deshilachar poco después del cuarto de hora con el tanto holandés.

Como en cada partido de esta Champions, sobre todo fuera de casa, el Ajax desató el huracán que ya arrasó al Madrid y a la Juventus y, por momentos, tuvo contra las cuerdas al equipo de un Pochettino. Sin embargo, el Tottenham mejoró tras descanso y al menos evitó que la eliminatoria quedara sentenciada.