Empeñado en devolver el título mundial de ajedrez a los Estados Unidos después de 43 años, Fabiano Caruana se enfrenta este miércoles a un reto "imposible": vencer al campeón, el noruego Magnus Carlsen, en partidas rápidas.

Si lo consiguiera, su gesta rozaría el milagro, porque nadie ha podido hacerlo en 11 años. Carlsen no es solo el número uno mundial en ajedrez clásico, aunque por sólo tres puntos de diferencia sobre Caruana, sino también, y con mucha más holgura, en las modalidades rápido y relámpago.

Desenlace histórico

Por primera vez en la historia de un campeonato del mundo de ajedrez todas las partidas -las 12, en este caso- han terminado en tablas, de forma que el duelo londinense por el título absoluto se convierte ahora en un Mundial de rápidas.

Quien sea capaz de alcanzar la mejor combinación entre la rapidez y la profundidad de análisis se ceñirá la corona, y los antecedentes resultan desmoralizadores para el aspirante.

Carlsen está tan imbuido de su aplastante superioridad sobre Caruana en ajedrez rápido que este lunes, en la duodécima y última partida a ritmo clásico, se permitió un hecho insólito: regalar tablas a un adversario que estaba en posición inferior y seriamente apurado de tiempo.