En Mónaco logró una 'pole' que le sirvió para ganar la carrera. En México atrapó este viernes otra primera posición que le resarce de los siete abandonos de las últimas carreras y, sobre todo, le birla la posibilidad a su compañero Max Verstappen de atrapar otro récord de juventud. Lewis Hamilton fue tercero por detrás de los Red Bull, camino de sellar en carrera su quinto título mundial, para lo que le basta un séptimo puesto, siempre que Sebastian Vettel no gane la carrera. La clasificación casi le deja el título en su vitrina.

Gracias a los beneficios que la excepcional altura 2.200 metros sobre el nivel del mar otorgaron a los motores Renault frente a los Ferrari y Mercedes, Max Verstappen y Red Bull habían dominado las tres sesiones de entrenamientos libres disputados durante el fin de semana. Pero fue llegar la clasificación y tanto Vettel como Hamilton se acercaron a milésimas del joven talento holandés, vencedor en México el año pasado.

Durante todo el fin de semana acarició la posibilidad de 'pole', la primera de su carrera, la del piloto más joven de la historia de la F-1 en lograrlo, y eso que Max lleva ya cuatro temporadas en la categoría, con cuatro victorias, la primera de ellas en su año de estreno, en la primera carrera que disputaba con Red Bull tras medio año en Toro Rosso. Lo hizo con poco más de 18 años.

Un gafe sospechoso

Vettel, con 21 años y dos meses, y Alonso, con 21 años y ocho meses, ostentaban hasta ahora las marcas de los pilotos más jóvenes en lograr la 'pole'. Era su última oportunidad ya se pasa de edad el año próximo para batir el récord, todo se había cuadrado para el gran festejo, pero Ricciardo, su compañero, se la birló en el último momento. El australiano había cosechado siete abandonos seguidos por avería, justo desde que dijo que abandonaba Red Bull al final de este año para irse a Renault. Parecía demasiada mala suerte como para no pensar en algo más. Y llegó a México y demostró por qué muchos le consideran tan grande.

Alonso saldrá 12 y Sainz, 8

Las 30.000 caretas de Fernando Alonso repartidas por las gradas del Autódromo Hermanos Rodríguez llevaron el ánimo al piloto asturiano en su despedida del trazado azteca pero no evitaron una nueva decepción de McLaren, un coche que solo ha recibido una evolución en toda la temporada, allá por el mes de mayo en Barcelona, nada más, mientras el resto llevan mejoras casi en cada carrera. Así que Stoffel Vandoorne no pasó de la Q-1, y Alonso se coló por manos en la Q-2, el máximo.

Sí pudo meterse en la última manga de los diez primeros Carlos Sainz. El madrileño firmó su mejor viernes en cuatro años de F-1, con dos terceros puestos en los libres, y confirma que se ha sentido más y más a gusto con el Renault a medida que ha ido progresando la temporada. La octava posición en la parrilla le coloca en el camino de sumar nuevos puntos para el equipo y su cuenta particular.