La tiradora cordobesa doble diploma olímpico Fátima Gálvez se ha quejado de “machismo y discriminación” por parte de la organización del Gran Prix Internacional Costa del Sol, celebrado en el campo de Jarapalo (Alhaurín de la Torre).

La baenense se inscribió en la categoría de damas, como suele hacer en este tipo de competiciones desde hace muchos años, y tras quedar segunda en la general global de todas las categorías entre 101 participantes, aguardó la disputa de la final junto a los otros cinco hombres clasificados entre los seis primeros. Sin embargo, la reclamación efectuada por uno de los clasificados para la final y por otro que podía entrar si su reclamación tenía éxito, dejó fuera de la final a la baenense y a un júnior que también había terminado la primera fase entre los seis primeros. La indignación de Fátima Gálvez fue tal al conocer la decisión tomada sobre la marcha por el Jurado que decidió abandonar la competición sin participar en la final de damas, que era la que el Jurado había decidido que disputara.

Hay que tener en cuenta que el premio para el ganador de la general global era de 600 euros y de solo 150 para el vencedor de la final de damas. Además, Fátima Gálvez se queja de que “nunca antes de la competición me comunicaron que no podía estar en la final global. Me lo dijeron tras saber que había terminado entre las seis primeros y tras una reclamación”.

Fátima Gálvez ha anunciado que transmitirá su queja al Consejo Superior de Deportes y a la Federación Española de tiro, entre otras instituciones.

La baenense publicó en su Facebook personal el siguiente comunicado sobre el tema:

“Con enorme tristeza e incredulidad me veo obligada a hacer pública la tan desagradable y discriminatoria situación en la que me he visto envuelta durante mi participación en el Gran Prix Costa del Sol, una tirada celebrada este fin de semana en el Club de Tiro Olímpico de Jarapalo (Málaga).

Como mujer practicante de un deporte en el que los hombres son mayoría, no han sido pocas las barreras y prejuicios que he podido encontrar en mi camino, pero hasta la fecha nunca me había visto envuelta de manera directa en lo que entiendo como un episodio claro de machismo y discriminación en una competición que dice regirse por el reglamento de la Federación Internacional de Tiro.

Como en tantas y tantas tiradas de este tipo en las que he participado durante años, me inscribí en la categoría de Damas por mi condición de mujer, como es habitual en las competiciones que no son de la Federación Española pero con la idea de optar a la clasificación general, algo que nunca en mi trayectoria ha resultado un problema en un deporte en el que hombres y mujeres competimos en total condición de igualdad, pues el manejo de la escopeta no entiende de género, y que además es perfectamente legal.

Tras acabar segunda en la fase de clasificación general, mi sorpresa llega cuando ante la intervención de algunos tiradores, cuyos registros fueron peores que los míos, los jueces deciden dejarme fuera de la final General y me instan a competir en la final de Damas, en la que los premios en juego son mucho menores y en la que el nivel competitivo también desciende, algo que perjudica también a la planificación deportiva programada junto a mi entrenador.

El motivo que me dieron los jueces para excluirme de la final General es una deliberación posterior a mi participación, no una norma establecida antes del arranque de la prueba.

Además, esa supuesta norma de los jueces que me impedía competir con los mejores de la prueba no aparece especificada en los carteles anunciadores ni fue comunicada en el momento de la inscripción. Tampoco es un problema que me haya encontrado antes en mi trayectoria en el tiro. Como ya he dicho, si por algo se caracteriza el tiro es por ser un deporte en el que la igualdad es total y en el que hombres y mujeres compartimos podios sin problema y hasta con orgullo. Esos son los valores de nuestro deporte y no los que otros intentan imponer.

Tras la desagradable situación que me he encontrado en el Club de Tiro Olímpico de Jarapalo, por mi dignidad y las de mis compañeras, me he visto obligada a renunciar a la competición, de la que me marché sin participar ni en la final General ni en la final de Damas, y profundamente decepcionada.

Siempre fui enemiga de las injusticias y las discriminaciones de este tipo, pero me parece aún más indignante que en pleno 2018, cuando la concienciación contra la discriminación por género está más presente que nunca, se sigan produciendo incidentes como el que hoy me ha tocado vivir”.