"Hay gente que hoy día aún me pregunta si realmente dolió. ‘¡Pero mira la foto!’, les digo. ¡Mira mi cara! ¡Y mira las venas en el cuello de Vinnie mientras me agarra las partes!". Se contempla una vez más y sí, es fácil esbozar una mueca de dolor como la de Paul Gascoigne entonces. Es una foto icónica de la historia del fútbol a cara de perro. Vinnie Jones se construyó una reputación de defensa temible como ninguno a partir de entradas escalofriantes, pero también a partir de esta inmisericorde acción.

Sucedió hace 30 años, en febrero de 1988. Gazza despuntaba como estrella emergente en el centro del campo del Newcastle; Jones marcaba la raya en el Wimbledon. Pero aquel día se le fue la mano. Literalmente. ¿A qué vino eso? ¿En qué estaría pensando? ¿Y qué pensó Gazza? Ambos se juntaron el pasado domingo para rememorar en un espacio radiofónico inglés el episodio en cuestión con la excusa de la fecha redonda. Fue hilarante.

Paul Gascoigne arrastraba las palabras como si mordiera un lápiz y vocalizar supusiera un esfuerzo excesivo. Vinnie Jones, en cambio, se expresaba con elocuencia, sarcasmo y claridad. En el campo era al revés. Gazza era el fino; Jones, el basto. La escena de ambos pegados lo dice todo.

Quedó claro que el dolor físico fue intenso. Lo de Valderrama y Míchel pareció pop almibarado al lado de lo de Jones y Gazza, puro y salvaje hardcore. Así vivió el momento del agarrón el excentrocampista: “Traté de avisar al línier, intenté gritarle, pero no me salió una palabra. Solo un leve chillido de tono agudo”, contó entre las risas de ambos.

Así lo explicó Vinnie Jones: “Nunca lo había hecho antes. Y no estaba planeado. Me salió así, en el calor del momento. Tuve un entrenador cuando tenía 12 años que nos decía: ‘cógeles de las pelotas si se te acercan demasiado’. Y supongo que se me quedó grabado en la cabeza. Así que ese día simplemente alargué la mano e hice bingo. No hubo toqueteos. Las agarré a la primera y no las solté".

"¿Cuánto falta?"

Gazza recuerda que ya se temió lo peor cuando nada más empezar el partido, Vinnie se le acercó y le dijo: "Oye, gordito, hoy no voy a jugar a fútbol, ¿vale? Ni tú tampoco'. Cuando no se habían jugado ni tres minutos le pregunté al árbitro cuánto faltaba para el final".

El humillante trato que le dispensó el rudo Jones durante todo el partido se le quedó grabado durante un buen tiempo. "Lo que fue embarazoso es que, al ser el campo muy pequeño, todos los espectadores podían oír lo que Vinnie me decía. Y todos se reían. En un momento determinado me soltó: 'oye gordito, me olvidé decirte que yo subo a rematar los córners. Así que espera aquí hasta que vuelva, ¿vale? Me quedé tan petrificado que dije: 'de acuerdo, no me muevo'".

Jones contó a los oyentes que había oído hablar "de lo bueno que era ese chico del Newcastle". Y venía de un entrenamiento en que el extremo reserva del Wimbledon lo mareó. "Pensé: 'si el suplente me ha humillado, ¿qué va a hacerme Gazza'? Así que ya salí ultra estimulado y estar a la altura de lo que esperaban de mi mis compañeros". Como es bien conocido, Gascoigne hizo llegar un ramo de rosas al vestuario de Wimbledon después de ese partido. Y Jones agradeció el gesto enviándole una escobilla de water.

No fue el último enfrentamiento entre ambos. Recordó que jugando para el Tottenham se desplazaron al campo del Leeds. "Caminando por los pasillos miré en una sala y vi a Vinnie levantando pesas como un animal. 'Mierda', pensé. Me había olvidado que había fichado por el Leeds. Es el único futbolista al que he temido enfrentarme", admitió.

Ahora los problemas de Gascoigne son otros. Se ha tenido que enfrentar a la justicia por, entre otras cosas, conducir bebido y sin carnet ni seguro. También por insultos racistas. Se le ha visto mendigar... En fin, nada bueno. Y Vinnie Jones se ha ganado un dinero extra como actor y se ha adaptado bien a la vida post-fútbol. Pero un contacto íntimo les vinculó para siempre.