De los 16 encuentros en los que Sandoval dirigió al Córdoba la pasada temporada, seis acabaron con el rival a cero y en otros seis el rival anotó un gol. Es decir, en el 75% de los partidos disputados, el rival de los blanquiverdes anotó, como mucho, un gol, lo que deba abiertas siempre las opciones de lograr puntuar, incluso con tres puntos, en tres de cada cuatro encuentros. Eso y no la capacidad anotadora fue lo que provocó que los blanquiverdes lograran 32 puntos en esos 16 partidos. De los seis partidos jugados en esta temporada, en uno se dejó al rival a cero y en otro, el pasado sábado, a uno, con lo que suman el 33,3% de lo jugado hasta ahora.

Mientras que en el 25% de los partidos de la pasada campaña el conjunto blanquiverde necesitaba dos o más goles para ganar, en la actualidad los necesita casi en el 70%. Y eso está al alcance de muy pocos equipos. De hecho, el perfil de los equipos que se mantienen en la parte alta de la tabla subrayan con trazo grueso el trabajo defensivo, más allá de que tengan delanteros de la talla de Rubén Castro o Blanco Leschuk. Las Palmas ha encajado tres goles y el Málaga, dos. Pero un equipo como el Alcorcón, con una plantilla más que equiparable a la cordobesista, ha encajado también tres goles y se encuentra situado en puestos de eliminatorias de ascenso y ya suma nada menos que 11 puntos. Por no hablar del Reus, con cinco goles encajados en seis partidos (casi un tercio de lo recibido por el Córdoba) y que se sitúa en mitad de la tabla con ocho puntos. En la particular Liga de Sandoval, la pasada campaña, el Córdoba fue el séptimo equipo menos goleado de la categoría, con 16 goles, encajando uno de media por partido. En la actualidad es el más goleado de Segunda, a 2,33 goles por encuentro. La portería a cero, una entelequia.