Cuando el Tenerife llega a Córdoba hay un exjugador blanquiverde que seguro que, a pesar de todo el tiempo que ha pasado desde que colgó las botas, sonreirá mientras ve el encuentro. Se trata de Rodolfo Rivero, mítico jugador del Córdoba desde el año 1974 al 1978. Rivero nació en la isla de Tenerife pero nunca jugó en el equipo de allí, el CD Tenerife. Formado en el club catalán del Sant Andreu, Rodolfo Rivero pasó por el Espanyol antes de viajar hasta Córdoba. Posiblemente un clima más parecido al de las islas Canarias sedujo a este jugador, un extremo eléctrico, bajito y con mucha calidad y gol.

Nunca jugó en el CD Tenerife, al que anotó goles con varios clubs en Segunda

Rodolfo Rivero disputó cuatro temporadas con la zamarra blanquiverde engrosando a un Córdoba que aún recuerdan los cordobesistas más veteranos. Formó una delantera histórica, una de las mejores del club blanquiverde de Segunda, junto a Martínez y Burguete. Este último fue pichichi en la categoría de plata gracias a las asistencias del tinerfeño Rivero. En su tierra se le seguía, con las dificultades propias de la tecnología de la década de los 70, y le apodaron el Talento. Un jugador que no solo no se enfundó nunca la camiseta del Tenerife, sino que fue capaz de marcarle goles tanto con el Córdoba como con el Sant Andreu. De hecho, en su debut con los blanquiverdes, en el antiguo El Arcángel, marcó uno de los tres goles que recibieron los canarios en la temporada 1974/75. Debut con el Córdoba y en su estadio, golito al equipo de su tierra y victoria contundente. Rivero prometía.

Y tanto que lo hizo, esa tripleta con Martínez y Burguete dio grandes años a los cordobesistas en Segunda y se convirtió en épica con el paso de los años, cuando la Segunda B se hizo una dura realidad desde 1985 a 1999, en aquella travesía de 14 años por el infierno de la división de bronce. Pero antes de esos lodos el cordobesismo disfrutó de Rodolfo Rivero, capaz de anotar 23 goles con el club blanquiverde en cuatro temporadas y de convertirse en un peligro constante. Era el fútbol de los extremos puros, de los jugadores eléctricos que volvían locos a los defensas rivales. Un balompié ya extinto y del que Rivero fue su máximo exponente. El único integrante vivo de la tripleta de los 80 y que 40 años después de dejar el Córdoba a buen seguro verá el partido de esta noche desde su isla natal.