El piragüista español Carlos Garrote se proclamó ayer campeón del mundo en K1 200. Al finalizar la prueba, Garrote aseguró que su victoria en Montemor-o-Velho (Portugal) es «la guinda al pastel» tras su reciente triunfo en el Europeo de Belgrado. Apenas 77 días separan su coronaciones continentales y mundialistas en un año que, según él, «ha sido espectacular». «Aquí vinimos con las expectativas altas tras ser campeones de Europa y la presión se notaba un poco, pero hemos convivido con ella y yo creo que era la guinda al pastel», añadió.