Si la situación deportiva del Córdoba sigue siendo dramática, con el equipo colista e incapaz de reaccionar con una victoria tan balsámica como utópica, la social no es mucho mejor. De hecho, mientras que el club blanquiverde ya no puede descender más posiciones en la clasificación, sigue bajando peldaños en la frustración, la indignación y el hartazgo de la afición.

La grada de animación, creada y amparada por la directiva del Córdoba, prosiguió ayer por un camino que ya marcó en aquel Córdoba-Nástic de infausto recuerdo, y que a la postre supuso la destitución de Luis Carrión como técnico. En aquel encuentro, conforme iban cayendo uno detrás de otro los goles del equipo catalán (hasta cinco anotaron), desde aquel sector de El Arcángel comenzaron los cánticos contra Carrión, que fueron in crescendo conforme se acercaba el fin del partido. Pero anoche la imagen, y sobre todo lo escuchado en la grada del coliseo blanquiverde, fue aún más tétrico. La grada de animación comenzó a lanzar dardos contra otros grupos del cordobesismo, al grito, primero, de «menos tuitear y más animar». Como es bien sabido, desde las redes sociales, especialmente desde Twitter, se viene criticando con dureza a la propiedad y las decisiones de índole tanto social como deportiva de los González. Pero conforme el Córdoba era incapaz de generar peligro sobre la meta de Jesús Fernández, y era más evidente que el marcador no se movería del 2-2 que lució al término del choque, el ambiente fue volviéndose más tenso y enrarecido. Luego le tocó a la plataforma ‘CCF Somos Nosotros’, a la que se preguntó desde aquel sector de El Arcángel «dónde está». El resto del estadio, en esta ocasión, rompió a corear el ya manido «González vete ya», con una intensidad como nunca en la presente temporada. Cántico, por cierto, que no fue continuado por la grada de animación, lo que provocó pitos y gritos entre unos y otros en el fondo sur del estadio cordobesista.

El término del partido dio con los jugadores en el centro del campo, aplaudiendo para agradecer el esfuerzo de la hinchada, finalmente baldío, por apoyarles en los 90 minutos. Fue el único momento en el que todos los aficionados, excepto los que se marcharon, cansados, antes del final, se unieron en una sola voz para pitar y abuchear a sus jugadores.

Ya lo habían hecho durante el propio partido con algunos de ellos, en especial con Pinillos. Si hay algo que pueda ser aún peor que la situación deportiva del equipo, último e incapaz de lograr una victoria desde hace ya ocho jornadas, es una afición desunida, enfrentada entre sí, con grupos divergentes y unida solo para arreciar contra la plantilla.