El Real Madrid, con una imagen triste, insegura, llena de altibajos y con una falta de juego e ideas alarmante, ganó por 3-2 al Málaga con un tanto de Cristiano Ronaldo tras recoger el rechace de un penalti que sirvió para espantar fantasmas y otro mal resultado con el que habría tirado la liga definitivamente a la basura. Parecía que ante el Apoel en Liga de Campeones se recuperaron sensaciones, pero definitivamente la Liga es otra historia.

Zidane decidió invertir en descanso para Luka Modric, a quien dejó en el banquillo para dar salida a Lucas Vázquez, que ya fue titular en Chipre. Isco regresó al once, Jesús Vallejo se colocó en el lugar de Sergio Ramos y sentó a Nacho Fernández con los suplentes, mientras que Kiko Casilla se mantuvo en la portería pese a la recuperación de Keylor Navas.

Por su parte, el Málaga de Míchel fue fiel al estilo de su entrenador. No se acongojó e intentó jugar de tú a tú al Real Madrid. Se replegaba bien pero también salió con valentía al ataque. Y eso, provocó, en algunos momentos, un juego de corre calles que desordenó el partido.

Un afinado Roberto desesperó a Ronaldo, que acabó maldiciendo su mala suerte al final de la primera parte. El portugués chocó primero contra el larguero en el gol de Benzema y después contra el portero del Málaga, Roberto, muy afinado en todo el partido. Entre tanta historia madridista, el uruguayo Rolan empató tras un falló clamoroso de Kroos y Casemiro hizo el segundo del Real Madrid con un cabezazo.

Manzano pitó el final de un primer acto movido que acabó con un gol del francés Baysse anulado por falta a Carvajal cuando el tiempo se extinguía y tanto los jugadores malaguistas como Míchel indignados. En la reanudación, el Málaga no se amilanó y empató en el 58’ tras un disparo lejano de Chory Castro en el que Casilla pudo hacer algo más. El Madrid intentó empatar sin criterio y consiguió el 3-2 después de que Ronaldo marcase el rechace de un penalti atajado en primera instancia por Roberto.