Premisa obligada. Todo el mundo está convencido de que Jorge Lorenzo, tricampeón de MotoGP con Yamaha, peleará por otro título con Ducati. Cierto, tal y como reconoció él mismo el jueves, está inquieto porque, cuando cree que va a dar un paso adelante, se queda estancado. «La moto aquí es nerviosa a alta velocidad, he de cortar gas enseguida, no piloto cómodo, no piloto seguro, pero mejoraremos, seguro».

Todos en Ducati, Audi (propietaria de la firma italiana) y Phillip Morris (Marlboro), patrocinador de la Ferrari de las motos, están convencidos de que han acertado con su fichaje, que ganará carreras («pronto, muy pronto», dice uno de sus jefes) y hasta el título. Pero, de momento, Lorenzo necesita mejorar. Y mucho. «Nadie, nadie, se subió a la Ducati y ganó de inmediato», recuerda el norteamericano Randy Mamola, cuatro veces subcampeón del mundo de 500cc.

Todos los inicios son duros, pese a que la profesionalidad, tozudez y perseverancia de Lorenzo puede con todo. Incluso con el titular que La Gazzetta dello Sport le dedicó el domingo del GP de Italia, en Mugello, cuando el probador de Ducati, el italiano Michele Pirro, arrancaba en parrilla por delante de Lorenzo. Atención: «Il professor Pirro dà lezioni MotoGP a mister 12 milioni».

Y es que, como ocurre en el calcio, perdón, en el fútbol, si tú fichas a Cristiano Ronaldo y acaba metiendo los goles Lucas Vázquez, tienes un problema. El ingeniero Gigi Dall’Igna, creador de la fabulosa Desmosedici, dijo en abril de 2016: «Quiero un campeón como Jorge para no tener excusas». Lo fichó. Convenció a Audi y/o Marlboro para que pusiesen los millones y, una vez lo tuvo en su box, el ingeniero italiano añadió: «No nos gustan las excusas y por eso fichamos a Lorenzo. No queremos ninguna excusa para no ganar». Y van y ganan, sí, pero con el italiano Andrea Dovizioso, que lleva cinco años en el equipo rojo.

La auténtica verdad es que para contratar a Lorenzo, pese a la inmensa riqueza que atesoran Audi, Phillip Morris y hasta Ducati, el equipo de Borgo Panigale (Italia) degradó, tal vez innecesariamente, a Dovizioso, ofreciéndole un contrato inferior al que tenía el pasado año. Se supone que necesitaba parte del salario de Dovi pagar a Lorenzo. O eso le dijeron. Y Dovizioso tardó 15 minutos en firmar. Cierto, añadiendo, dado que le habían minusvalorado y reducido su ficha anual, unos suculentos premios en caso de victoria (100.000 euros), segundo puesto (50.000) y tercero (20.000).

Lo que gana Dovizioso, reciente vencedor en Mugello y Barcelona, segundo del Mundial de MotoGP a solo 7 puntos del líder Maverick Viñales (Yamaha), comparado con el salario de Lorenzo es ridículo, casi ofensivo. «Dovizioso hubiese podido irse. Hubo gente de su entorno que le dijo que rechazase la oferta, pero Andrea tardó quince minutos en firmar. ¿La razón? Cree en el proyecto de Ducati. Cree, aunque suene rimbombante, que tiene una misión que cumplir y es intentar convertir en campeona del mundo a su querida marca. Por eso se quedó», reconoce alguien que no se separa de Dovi en todo el día.

Y, a partir de ahí, Dovizioso, querido y admirado en su box, trabaja sin cuartel por lograr su objetivo y el de Ducati, cosa que no consiguen desde 2007, con Casey Stoner. Si algo está claro es que la posibilidad de que Dovi gane el título entusiasma a marca, no solo porque Andrea es italiano sino porque es un muchacho encantador, inteligentísimo y muy profesional.

AGRADECIMIENTO DE 'DOVI'

Hasta el mismo Lorenzo, consciente de que le costará convertirse en candidato al título sobre una Ducati, pese a que nadie lo duda, acaba de reconocer que se sentiría «muy feliz» si Dovi es campeón. Es más, dijo que le ayudará a conseguirlo siempre que pueda. «Me sorprende positivamente que Jorge haya dicho que le gustaría que ganase el título, entre otras razones porque eso confirma el mutuo respeto que nos tenemos, pese a las tensiones vividas en el pasado. Insisto, ese deseo de Jorge me ha sorprendido positivamente», dijo ayer Dovizioso, mientras insistía, cómo no, en que aún le queda mucho trabajo para tener la moto ideal.

Esa es su misión, por eso se quedó. Y no por dinero, no, pues le redujeron el contrato.