Si aún había dudas, ayer Rafael Nadal las esfumó. Dos años y medio después de haber jugado su última semifinal de Grand Slam en el Roland Garros del 2014 que acabó ganando, el exnúmero 1 mundial demostró que ha vuelto dispuesto a competir contra los mejores y aspirar a los grandes títulos. El canadiense Milos Raonic pudo comprobarlo sobre la azul central de la Rod Laver Arena en la que cayó por 6-4, 7-6 (9-7) y 6-4. Ahora el penúltimo paso para estar en la final deberá darlo este viernes (9.30 horas, Eurosport 1) ante un renacido Grigor Dimitrov. El tenista búlgaro se ganó enfrentarse al mallorquín al vencer al belga David Goffin por 6-3, 6-2 y 6-4.

«¿Habías dudado de poder volver?», le preguntó el exnúmero 1, campeón de Australia y ahora entrevistador Jim Courier. Y Nadal lo admitió. «No soy una persona arrogante. Sí, claro que he tenido mis dudas. Si cuando ganaba mucho, siempre las tenía, ahora puedes imaginarte», contestó feliz por una victoria que era el último test real para sentir que ya estaba competitivo, después de un calvario de seis meses por una lesión en la muñeca izquierda que le hizo descender a la novena plaza mundial, su peor clasificación desde que ganara su primer Roland Garros en el 2005.

Nadal vuelve a dar miedo. Este viernes disputará su quinta semifinal en Australia, donde ha ganado el título en el 2009 y ha sido finalista en el 2012 y 2014. Ayer ante Raonic, número 3 mundial, sumó la 50ª victoria en Melbourne. Y lo hizo con contundencia. Sin dar opción a un rival que hace unas semanas le había derrotado en Brisbane. Un jugador que llevaba 93 aces y capaz de lanzar la bola con su saque a 236 kms/h, récord del torneo. Pero ayer el cañón de Raonic no tuvo la efectividad en la que confiaba el gigante canadiense (1,96 metros) . Solo 14 aces y un porcentaje del 70% con su primer servicio. Poco para apretar a Nadal.

Raonic no se sintió cómodo de salida y Nadal tenía una táctica muy clara para aplicar. Carlos Moyà, extécnico del canadiense el año pasado, ahora en el equipo del mallorquín le había puesto en antecedentes. e incluso le había preparado haciéndole entrenar el dia antes con el bombardero australiano, Mark Philuppoussis. Le sirvió.

SEIS ‘SET BALL’ SALVADOS / Nadal estuvo impecable en el resto, efectivo con su saque, agresivo en la pista y sólido para hacer daño en cada golpe. Se apuntó el primer set con solo dos errores no forzados. Y en el momento más complicado, en la segunda manga, salvó seis set balls a Raonic. Los tres primeros con 5-4 en contra (15-40) y los otros tres en el tie break. Tres oportunidades de oro que dejó escapar, una de ellas, la segunda con 6-5 y saque en su poder que acabó en doble falta. Por contra, Nadal, en la primera que dispuso (8-7), la aprovechó para apuntarse el set tras 81 minutos y la desesperación evidente de Raonic.

«Nadal fue el mejor, siempre llevó el control del partido», admitió el canadiense que, en la tercera manga, con molestias en el abductor, se limitó a mantener el pulso en el marcador hasta que Nadal le arrebastó el saque, con un juego en blanco, para ganar el partido y su pase a las semifinales del Abierto de Australia, donde le espera Dimitrov al que ha ganado siete de ocho ocasiones.