Maracaná, uno de los estadios más míticos del mundo, languidece y vive algunas de sus peores horas. La crisis del templo carioca, sede de la final del Mundial hace dos años y medio y de las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos el pasado verano, presenta un césped abandonado, amarillento y poco saludable, pero las cosas siempre empeoran cuando existe esa posibilidad, y este jueves ha ocurrido: a Maracaná le han cortado la luz debido al impago de los tres últimos recibos.

La compañía de la luz ha emitido un comunicado aduciendo que las facturas están pendientes de cobro desde octubre pasado. La deuda asciende a unos 800.000 euros, y el responsable es la empresa constructora Odebrecht, actual propietaria del estadio. Los organizadores de los Juegos Olímpicos, por su parte, también deben a la compañía 935.000 euros.